En estos últimos tiempos he venido asistiendo a diferentes conferencias, charlas y mesas redondas sobre la transición energética, la galopante evolución tecnológica y el futuro que nos espera. He oído bastantes predicciones que, sin duda, nos llevan a un mundo que hoy aun parece de ciencia ficción, pero que ya es una realidad.
He oído cosas como que los talleres de reparación de automóviles, tal y como ahora los conocemos, tienen los días contados. Y la razón está en que mientras un vehículo diésel o de gasolina tiene más de 20.000 piezas en su motor, un motor eléctrico no va a tener más de 25. Se dice también que en sólo 10 minutos un taller podrá reemplazar un motor averiado, por otro nuevo, pero es que, además, ese motor será sustituido por un robot. Por tanto, mientras yo me estoy tomando un cafetito, me entregarán el vehículo con el motor cambiado.
Las gasolineras de repostaje irán desapareciendo y darán paso a otras estaciones en cualquier lugar de una calle en las que, o bien mediante un sistema de carga rápida, llenan la batería en 5 minutos, o incluso, también de modo robotizado, en ese mismo tiempo, te sustituyen la batería vacía o a punto de vaciarse, por otra ya recargada. En resumen, todas las predicciones indican que el coche eléctrico ya está a la puerta.
Los coches autónomos eléctricos también están en la puerta y esto, seguro que hará que nuestros nietos ya no tengan vehículos propios y no necesitarán carnet de conducir, ya que la tecnología permitirá que un coche que llamas con tu móvil, te recoja en tu puerta y te lleve al destino que tu elijas. No necesitas aparcar, sólo pagarás por la distancia recorrida y mientras te traslada, podrás ir trabajando. Pero es que, además, esto cambiará el tráfico de nuestras ciudades, habrá muchos menos coches y las plazas actuales de aparcamiento igual se pueden transformar en parques o zonas verdes. Las ciudades serán menos ruidosas y el aire más limpio.
Añadidamente, con estos vehículos autónomos y con la tecnología informática que van a utilizar, se reducirán drásticamente los accidentes de tráfico y se evitará la tragedia del 1.2 millones de personas que cada año mueren en la carretera. Perece que entre tanto hoy tenemos un accidente cada 60.000 km, con un coche autónomo, la frecuencia se accidentes se reducirá a 1 cada seis millones de km recorridos. Por tanto, además de salvar muchas vidas en todo el mundo, en sentido contrario, podrá en alto riesgo la actividad de las compañías aseguradoras ya que su actual modelo de negocio de seguro de automóviles, desaparecerá.
Como consecuencia de esta electrificación, extinguida la minería del carbón, la industria petrolera irá desapareciendo progresivamente, las perforaciones petrolíferas se detendrán y, como consecuencia, a nadie se le escapará que la OPEP y el Medio Oriente empezarán a tener serios problemas económicos.
Las viviendas estarán dotadas de paneles solares que almacenarán energía eléctrica durante las horas de sol y después, si no se ha consumido todo lo almacenado, se venderá a la red, con lo que generará beneficios adicionales para los propietarios de esas viviendas.
Aunque parece que no lo vemos venir, es una realidad que ese mundo del futuro está llegando mucho mas rápido cada vez. Pensemos por ejemplo en la industria fotográfica, con empresas como Kodak, Polaroid u otras, que sin ir muy atrás, en 1998 tenían mas de 170.000 empleados en sus plantillas y que vendían el papel fotográfico de todo el mundo. Pocos años después, esta industria materialmente ha desaparecido. Aun cuando las cámaras digitales se inventaron allá por los años 80, hoy en día, cualquier teléfono móvil normal, supera en pixeles a la mejor de esas cámaras fotográficas. Por tanto, hoy, excepto los profesionales de la fotografía, ¿qué ciudadano de a pie, que tiene uno de esos móviles inteligentes, se va a plantear la compra de una cámara fotográfica?
¿Alguien pensaba que esto podría ocurrir? Lo que ocurrió con Kodak o Polaroid, sin lugar a duda alguna, va a ocurrir en otras industrias en los próximos cinco o diez años. El problema es que no lo vemos venir.
¿Pensaron los taxistas que Uber era sólo una herramienta de software y que no eran propietarios de ningún automóvil? No vieron venir esto y resulta que hoy Uber es la compañía de taxis mayor del mundo. No hace mucho tiempo escribí un artículo hablando del conflicto de los taxis y me refería a esto. Algunos taxistas que lo leyeron, me llamaron de todo debido a que se resistían a aceptar esta realidad.
¿Vieron los dueños de hoteles que algo inquietante para ellos, estaba irrumpiendo en su mercado? Hoy, Airbnb es la empresa hotelera mas grande del mundo y resulta que no es propietaria de ningún inmueble. Pregunte a los hoteles Hilton si vieron venir esto.
¿Están viendo los abogados lo que les viene encima? En EEUU los abogados jóvenes ya lo están teniendo muy difícil, debido a que Watson de IBM da asesoramiento legal en cuestión de segundos, con un 90% de precisión en comparación con el 70% de precisión cuando este asesoramiento es realizado por humanos. Por tanto, probablemente lo que se está avecinando es que sólo quedarán Letrados especialistas expertos en ciertas materias, y las consultas sin especiales complejidades serán resueltas por ciber abogados apoyados por la inteligencia artificial.
Tenemos otros ejemplos en la medicina, con herramientas como Watson que ayuda a los médicos a diagnosticar el cáncer con cuatro veces mas de precisión que los humanos. El dispositivo Tricorder que funciona con el teléfono móvil y que permite tomar un escáner de la retina y hacer una analítica de sangre además de analizar 54 marcadores biológicos que identificarán casi cualquier enfermedad. Habrá muchas aplicaciones en los móviles destinadas a la salud.
Lo que está más que claro es que ahora, cada vez mas rápido, con esos coches autónomos electrificados, con el nuevo software, con la inteligencia artificial, con la robótica, todo va a cambiar. Cambiará la salud, cambiará la agricultura, la educación, los empleos y con ello cambiará todo un modelo de vida. He leído un libro titulado “El shock del futuro” y tras esta lectura habría de decir: “bienvenidos a la cuarta revolución industrial”. No sigo para no hacer el artículo más extenso, y termino diciendo “bienvenidos al mañana” aunque en realidad ya nos ha empezado a llegar hace algunos años.