Mi querida Asturias, unos días atrás he leído en la prensa local que, en sólo seis meses, que son los transcurridos desde las últimas elecciones, hemos perdido 2.000 electores. Desde hace ya bastantes años, estamos en números rojos en número de habitantes, hasta el extremo que, en los últimos diez años, estamos perdiendo una media de ocho mil habitantes anualmente. Pero es que, además, al tiempo que perdemos población año a año, mengua el número de habitantes jóvenes y crece estrepitosamente la edad media de los que quedamos en esta querida tierra.
Veo en la última encuesta de población activa, que tenemos una tasa de desempleo del 14,4% con 65.000 parados. Veo que tenemos el mercado laboral atascado, siendo la única comunidad que ha visto caer el número de ocupados en el ejercicio pasado, dándose la circunstancia además de que tiene el mercado laboral más envejecido de España. Otro dato es que Asturias, lamentablemente, ocupa el último puesto entre todas las comunidades autónomas, con la menor tasa de actividad del país.
Hay otro dato que asusta y es que los jóvenes cualificados, se van a buscar trabajo fuera de Asturias. Mis dos hijos viven y trabajan en Madrid desde hace varios años, al igual que otros muchos amigos suyos, con los que a veces hablo. Todos ellos me dicen que les duele perder el vínculo con su tierra, que les encantaría volver, pero todos coinciden en afirmar que aquí no tienen oportunidades y que no encuentran puestos de trabajo acordes con su cualificación profesional. Algunos de ellos que son emprendedores y tienen su propia empresa, me dicen que les resultaría muy difícil instalarse aquí, porque no tendrían clientes. En definitiva, en Asturias no encuentran oportunidades laborales ni oportunidades para desarrollar sus negocios.
Veo también que Asturias lleva tres años consecutivos perdiendo empresas, hasta el extremo que en 2019 ya llevamos perdidos medio centenar y que en la última década hemos perdido 4.400 empresas. No hablo de las pérdidas de autónomos, porque su cifra es escalofriante.
Los indicadores que lanza la industria asturiana, no son nada positivos. Estamos frente a fuertes recortes en la producción, de una empresa gigante como es Arcelor Mittal. Hay serios problemas en otra empresa como es Duro Felguera y se anuncian movimientos de deslocalización de Vesuvius, instalada en Langreo.
Leo también que tenemos las peores carreteras del país, por su mal firme y señalización, Al llevar varios años sin inversión en mantenimiento. Y por si fuere poco, en cuando llueve con intensidad o cae una nevada en la cordillera, Asturias queda aislada, ya que se cierra la autopista del Huerna, el tren Albia queda bloqueado y los aviones no aterrizan en Ranón. Tenemos el Feve en vía muerta. Del Musel ya no sé qué decir puesto que día a día, pierde tráfico portuario. Tenemos nuestra industria malherida, la pesca en la sala de urgencias, el campo en la UCI y la minería en el tanatorio.
Con este oscuro horizonte, tenemos un gobierno central en funciones, que no facilita la adopción de medidas que habrían de ser aplicadas por nuestro gobierno regional. Cuestiones tales como un arancel ambiental, que permita proteger la producción de la Unión Europea, frente a otras que operan en países con unos costes ambientales muy inferiores a los nuestros. Y es evidente que, este gobierno en funciones, preocupado solo por alcanzar la gobernabilidad, difícilmente va a ocuparse de presionar a Europa para que acepte la reducción de ese arancel ambiental.
Los fríos datos que he relatado, son los que son y con este feo panorama, sólo hay un camino para sacar la cabeza y es que Asturias tiene que empezar una sólida y profunda transformación de su economía, para que crezca, sea sostenible y genere empleos de calidad. En esta línea, la FADE elaboró un documento titulado “22 acciones ineludibles para el progreso de Asturias” donde se hace un pormenorizado análisis de la realidad económica de la región y donde se deja una clara advertencia «O Asturias se transforma en una economía productiva sólida, sostenible y en crecimiento o tendremos un problema social serio».
Y en este estado de cosas, muy al contrario que moverse deprisa para proteger y reactivar la industria asturiana, ¿qué está haciendo nuestro gobierno regional? Es cierto que el presidente Sr. Barbón ha dicho que fija como prioridad un arancel ambiental, pero ya en su toma de posesión, lo que prometió como prioritario es la “oficialidad del asturiano”
Ante los importantes retos que tiene delante el Sr. Barbón, en esta legislatura que ha empezado hace poco tiempo, para hacer frente a la compleja situación económica y social asturiana, yo destacaría la regeneración industrial, el desempleo, la despoblación y la transición energética.
Pero, tristemente, lo que veo es que nuestros políticos asturianos, para lo único que se ponen de acuerdo y además muy deprisa, es para subirse los sueldos y las asignaciones económicas a sus partidos. Parece que también es prioritario, como medida estrella del nuevo gobierno, implantar la cooficialidad del bable, de la llingua, del asturianu o de como quieran llamarla.
Mi querida Asturias, ante esta situación tan triste y con un horizonte tan gris, yo quiero poner la situación en positivo. Nuestro paraíso natural puede atraer a muchas personas. Es fácil que los entes públicos tomen medidas para apoyar a los habitantes del mundo rural para asentar población. Es fácil que se facilite que las empresas se instalen para generar riqueza. Es fácil que se apoye a los jóvenes para que no tengan que marchar. Es fácil que se apoye a emprendedores para incrementar el tejido productivo.
Todo es fácil, si de verdad hay voluntad y altura de miras en la clase política, que de modo urgente tiene que empezar a ser facilitadora del proceso de cambio, para ponerse de acuerdo, arrimar el hombro y volver a poner a Asturias en marcha.