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Guillermo Díaz Bermejo

A las pruebas me remito

PÉRDIDA DE TALENTO SENIOR

Es una realidad que España, tras Japón, es el país más longevo del mundo y a la vez, uno en los que la natalidad se está reduciendo de modo progresivo, lo que nos conduce a tener una población cada vez mas envejecida. Tanto es así, que las previsiones que se manejan para dentro de pocos años, nos llevan a que una de cada cuatro personas, va a tener 65 años o más.

Y con este panorama, a mi juicio, lo razonable sería que las políticas de nuestro gobierno, se orientaran hacia el mantenimiento del talento senior en las empresas, impidiendo su expulsión del mercado laboral antes de la actual edad legal de jubilación que, en mi opinión, debería de ir mas allá de los 65 años, a la vista de la mayor longevidad que tenemos y sobre todo para hacer mas sostenible nuestro sistema de pensiones, que en este momento está totalmente desequilibrado.

Muy al contrario, lo que en realidad está ocurriendo en nuestro país, es que mientras por un lado se están produciendo grandes avances científicos y médicos, que claramente nos encaminan a que vamos a vivir más años, por otro, se está discriminando de modo manifiesto a las personas mayores de 55 años, que están siendo expulsadas del mercado laboral, aun cuando están tanto en plena forma física, pero sobre todo, cuando están dotadas de un gran talento y capital intelectual.

Para valorar la situación del mercado laboral actual, he visto un informe, donde queda constatado, que el 54% de los profesionales de mas de 50 años encuestados, manifiestan que la edad es la razón por la que no encuentran trabajo. El 35% de esos encuestados asegura que sus posibilidades de encontrar empleo, son muy bajas. Otro estudio reseña que el 70% de los seleccionadores de personal, descarta los currículos de personas mayores de 50 años. Probablemente esto es así porque las empresas consideran que estos trabajadores exigirán más sueldo o que sus competencias ya están obsoletas o sencillamente porque buscan plantillas más jóvenes. Es lo que algunos llaman las “barreras del edadismo”.

Es cierto que, en este momento, en el mundo de la empresa se está produciendo una profunda transformación tecnológica y que está inmersa en una enorme transformación digital. Y es esta circunstancia la que, probablemente, está generando serias dudas para mantener a ese talento senior, que se piensa, igual está quedando atrás en esos avances tecnológicos, porque ya no tiene las habilidades necesarias, porque ya no tienen ilusión o porque sus nóminas son más caras.

Hoy en día, cuando lamentablemente alguien de 50 o mas años, pierde su trabajo, se está encontrando con serias dificultades para poder reincorporarse a la vida laboral y si ocasionalmente vuelve a encontrar un nuevo puesto, lo habitual es que desempeñe funciones de menor nivel a las que realizaba y con unas peores condiciones económicas. Quizá sea esta una razón por las que ahora, se pretende recuperar aquel subsidio que antes había para los desempleados mayores de 52 años.

La pregunta que podría hacerme es ¿por qué se está despreciando el talento senior en las empresas y en las organizaciones? ¿nadie se para a pensar que a esas personas que se expulsan del mercado laboral, aun les quedan 10 años para llegar a la jubilación efectiva? Estoy hablando de personas que gozan de buena salud, que acumulan mucha experiencia profesional, que han sido fieles a su empresa (en muchos casos han trabajado siempre en la misma empresa) y que conocen su trabajo mejor que nadie.  ¿Alguien puede creer que los trabajadores que inician su andadura laboral, van a tener esa experiencia? Y no me sirve que alguien diga que se contratan trabajadores jóvenes, al considerar que estos se adaptan mejor a las nuevas tecnologías, ya que yo conozco a seniors y muchos de ellos ya jubilados, que dominan esas tecnologías incluso mejor que los jóvenes.

Lo que no me queda claro es por qué se está despreciando a esos profesionales seniors, que, tras muchos años de vida laboral, acumulan un montón de cualidades y por qué no, virtudes. Tienen una acreditada ética de trabajo, que se une a una cultura del esfuerzo que probablemente no tienen los jóvenes. Son disciplinados, acatan las decisiones empresariales y en el transcurso de su vida laboral se han enfrentado a muchos desafíos. Tienen en su mochila muchas habilidades que han ido adquiriendo por su experiencia y eso les permite tener una visión que les facilita el que puedan trabajar de modo mas autónomo e independiente. Es precisamente esa mochila de la experiencia la que incluso, puede ser muy útil para tutelar a jóvenes empleados que se vayan incorporando a la empresa con poca o nula experiencia.

Si todos estamos de acuerdo que la longevidad es un éxito, qué sentido tiene que, al mismo tiempo, se tire por la borda el talento y el capital intelectual de miles de trabajadores que han demostrado a sus empresas su fidelidad, su compromiso, su espíritu de superación para resolver los conflictos internos. Pero es que, además de todo esto, deberíamos de hacer otra pregunta, cual es la de cómo sostener nuestro sistema público de pensiones que, tras el pacto de Toledo no ha sufrido ninguna reforma y que ha de sostener a una mayor esperanza de vida de los pensionistas, al tiempo que se restan las cotizaciones de los trabajadores seniors que son expulsados prematuramente del mercado laboral.

Otra pregunta más que habríamos de hacernos es la de cómo vamos a mantener nuestro estado de bienestar, si vamos a vivir en una sociedad más envejecida y con menos seniors activos. Si no cambiamos los parámetros actuales y seguimos expulsando del mercado laboral a los seniors mayores de 55 años, cada vez los desequilibrios serán mayores y el sistema puede resultar insostenible. Se exigen, por tanto, planes de acción concretos, tanto a nivel legislativo como desde la óptica empresarial y social, para mantener en sus puestos de trabajo a esas personas de más de 55 años que portan un extraordinario talento y experiencia. No se puede aceptar que las jubilaciones anticipadas, en realidad sean despidos encubiertos.

Es necesario un cambio de mentalidad y buscar fórmulas que retengan a los trabajadores seniors. Igualmente es necesario encontrar también caminos que, imitando situaciones reales, como es el caso de la organización a la que pertenezco, Secot, promocionen la jubilación activa, mediante, por ejemplo, el voluntariado social.

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Sobre el autor

El blog de un jubilado activo dedicado al voluntariado social, permanentemente aprendiendo en materia del derecho de las nuevas tecnologías y crítico con la política y la injusticia social.


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