Todos los profesionales de la medicina y la propia Organización Mundial de la Salud, no hacen más que recordar, que las personas mayores de 65 años, debemos de hacer ejercicio físico, al objeto de mejorar las funciones cardiorrespiratorias y musculares, así como la salud ósea y funcional, o la mejora de los padecimientos por enfermedades crónicas y también para combatir la depresión y el deterioro cognitivo. Se nos recomienda que diariamente demos largos paseos, caminando o en bicicleta, así como cualquier otro ejercicio aeróbico.

Nuestro gobierno, fruto de la presión social y después de muchos errores y rectificaciones, el martes pasado, decidió permitir la salida de los niños menores de catorce años, porque se entendía que era necesario para su salud física y mental. Con esta medida, da un primer paso hacia el desconfinamiento, pero, lamentablemente, una vez más, olvida y margina a las personas mayores. Y digo que margina a los mayores, tras oír lo que han dicho, tanto el Ministro de Sanidad, como el director del Centro de Emergencias, Fernando Simón, sugiriendo que mientras que el resto de la población va a empezar a poder salir a la calle, están estudiando que los mayores de 65 años continuemos confinados, ya que somos población de riesgo.

Los mayores, al igual que el resto de los ciudadanos, tenemos unos derechos que han de ser respetados y por ello, en modo alguno podemos aceptar que el gobierno aplique criterios discriminatorios por nuestra edad.

Cómo se puede entender que yo, que soy persona mayor, estoy autorizado a salir a la calle para ir al supermercado, a comprar el periódico, a ir a la farmacia, al estanco, o a pasear al perro tres veces al día y en cambio, no puedo salir a pasear por el monte que tengo al lado de casa, donde, contrariamente a lo que me pasa cuando estoy comprando en una tienda, no voy a estar cerca de personas, ya que estaré caminando yo solo, sin nadie a mi alrededor.  Utilizando la misma lógica que al final se aplicó con los niños, mejor que permitir que salieran al supermercado con sus padres, era que salieran a jugar en sitios abiertos, ¿por qué no se aplica esta misma lógica en lo que se refiere a las personas mayores?

Yo no estoy dispuesto a aceptar una supuesta sobreprotección paternalista o edadista, sólo porque tengo mas de 65 años, máxime si, por suerte para mí, no tengo factores de riesgo derivados de inmunodeficiencias u otros problemas derivados de mi salud. Muy al contrario, lo que exijo al gobierno, es que, a la vista de las recomendaciones de la clase médica y de la OMS, que piden ejercicio a las personas mayores, al igual que ya han hecho con los niños, se nos permita salir a la calle para practicar ese ejercicio.

Las personas mayores que no tenemos patologías previas, tenemos un claro derecho a que se cuide nuestra salud y no hay duda alguna que el ejercicio para nosotros, es salud. Yo, aquí y ahora, reivindico un envejecimiento saludable y no que se me condene a la soledad y al ostracismo, algo que, sin duda alguna, no va a beneficiar a mi estado de forma físico y mental. Pido que se me permita salir a practicar el ejercicio que mi cuerpo necesita para preservar mi salud.

Creo que, los que ya peinamos canas, no somos ningunos insensatos, que pretendamos salir a la calle sin cumplir las elementales normas de seguridad y precaución. Creo que tenemos la suficiente dosis de civismo, pero sobre todo de sentido común y por ello, pedimos y exigimos que no se pretenda tutorizarnos, como si fuéremos niños y no supiéremos cuidar de nuestra salud y también de la del resto de los ciudadanos. Caramba, que ya lo estamos haciendo cuando salimos a la compra.