Años atrás, uno de los mayores riesgos a los que se enfrentaban las empresas y los pequeños negocios, era que unos delincuentes forzaran sus puertas o rompieran sus escaparates, para entrar a robar. Ahora, con la gran evolución tecnológica que estamos teniendo, estos riesgos han ido cambiando y han entrado de lleno los ataques cibernéticos, utilizando todo tipo de malware, phishing, etc.
En los tiempos que vivimos, un ciberdelincuente que puede estar a miles de quilómetros de distancia accede a los ordenadores de una empresa, y se apropia de toda su información, o procede a su secuestro, exigiendo el pago de un rescate para que se le devuelva toda la información.
Esto ya es algo habitual y lamentablemente, inmersos en esta dura pandemia, este tipo de delincuencia se ha incrementado de modo ostensible, provocando toda una serie de problemas, así como gastos tan enormes, que pueden llevar incluso al cierre de la empresa. Y lo peor de todo, es que tanto pequeñas empresas como autónomos, creen que a ellos esto no les va a pasar, y dicen que estos ataques sólo se producen a empresas grandes. Pese a esas opiniones, la realidad es que las cosas no son así y los ataques se perpetran en todo el mundo empresarial.
Según un informe que ha llegado a mis manos, el presupuesto medio que necesita una Pyme para resolver un ataque cibernético, que provoque fuga de sus datos comerciales, patentes, fianzas equipamiento y sobre todo pérdida de reputación e imagen de marca, puede ascender a 34.000€
Conforme a los datos del CNI, el año pasado se han denunciado mas de 115.000 ciberataques. Igualmente, la Agencia Española de Protección de Datos, ha notificado 2.316 brechas de seguridad que han afectado a datos personales de clientes y trabajadores de esas empresas. Ha de saberse que por exigencia del Reglamento UE 679/2016, las empresas están obligadas a informar sobre las brechas de seguridad, así como de notificar a los afectados, la violación de sus datos.
Ante este importante riesgo, que puede generar graves perjuicios, se impuso la necesidad de encontrar cobertura en las pólizas de seguro que esa empresa puede tener contratada, cobertura que, tan sólo unos pocos años atrás, no existía. Ante esta situación, algunas aseguradoras punteras de nuestro mercado han desarrollado la cobertura específica de los “riesgos cibernéticos” en sus condiciones particulares de contratación. Han nacido, en definitiva, los “seguros cibernéticos”.
Estos seguros pretenden ofrecer soluciones que ayuden a sus clientes a superar los perjuicios que les cause un ataque informático. Antes de ahora, este tipo de riesgos cibernéticos, no quedaban cubiertos por las pólizas convencionales de seguros de daños materiales o de responsabilidad civil de las empresas, lo que las dejaba en total desprotección ante cualquier ataque de este tipo.
Frente a estos nuevos riesgos, las aseguradoras dan cobertura a los perjuicios económicos que puede causar un ataque, tanto a la empresa como a sus empleados. La condición que se suele imponer es que la empresa ha de contar con los niveles adecuados de seguridad en sus sistemas.
Las coberturas van desde garantizar la responsabilidad civil por violación de la privacidad, hasta la responsabilidad civil multimedia, así como los gastos de defensa, fianza y conflictos de intereses. Se suele garantizar igualmente, la reparación de los daños que se causen a los sistemas informáticos del asegurado, los perjuicios por interrupción del negocio, la garantía de amenaza por extorsión cibernética, así como los gastos derivados de multas y sanciones por vulneración de la normativa de protección de datos o incluso los gastos precisos para restituir la imagen de la empresa.
Así que amigos autónomos o propietarios de Pymes, no pasen este riesgo por alto y procedan a contratar un seguro que les garantice la adecuada cobertura.