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Guillermo Díaz Bermejo

A las pruebas me remito

LIBERTAD DE EXPRESIÓN

Estoy harto de leer y oír un día sí y otro también, toda serie de sandeces, dichas por algunos políticos, para criticar el ingreso en prisión del rapero Hasel, al no haberse respetado su libertad de expresión, o para justificar las algaradas callejeras, que se están produciendo en algunas ciudades y de modo más concreto en Barcelona.

Las justificaciones que se pretenden dar son tales como: “Rapear no es delito, es libertad de expresión”. El rapero ingresó en prisión por “injuriar a la monarquía”.  “Fue a la cárcel por tuits y canciones”, “lo quieren amordazar para que no ejerza su libertad de expresión”, etc.etc.  Ante tanto despropósito, voy a tratar de aclarar por qué este malvado personaje está en prisión.

 

Este individuo fue condenado por primera vez, a dos años de prisión, en una sentencia de abril del 2014 por “enaltecimiento del terrorismo”. En el relato de hechos probados de esta sentencia, se recogen manifestaciones de sus raps, tales como: “Merece que explote el coche de Patxi López”. “No me da pena tu tiro en la nuca pepero”. “Los Grapo eran defensa propia ante el imperialismo”. “pienso en balas en la nuca de jueces nazis”. “Es un error dejar vivo a Losantos”. etc.etc. Los magistrados señalaron que estas manifestaciones no podían estar amparadas por la libertad de expresión, ya que en ellas “late de una manera patente el discurso de odio”. Al ser la primera condena, no se decretó la prisión.

 

Poco tiempo después, también en 2014 publicó la canción Menti-Ros, profiriendo amenazas de muerte contra el alcalde de Lérida Angel Ros. El Juzgado ordenó cerrar su perfil en Facebook. En el año 2016 agredió a un periodista de TV3 y por este motivo, en junio de 2020 fue condenado a seis meses de prisión y a una indemnización de 12.000€ a la víctima. En el 2017, otro Juzgado de Lérida lo condenó a dos años y medio de prisión y a 2.400€ de multa, por atacar a un testigo de un juicio que hizo una declaración favorable a un agente de la Policía Municipal.

 

En marzo de 2018, la Audiencia nacional vuelve a condenarlo a dos años de prisión y a 23.400€ de multa, en este caso por enaltecimiento del terrorismo, en concurso con injurias a la Corona y a las Fuerzas de Seguridad del Estado, con agravante de reincidencia. Las lindezas que había dicho y que recoge la sentencia, son de este tenor: “La Guardia Civil tortura”. “La Monarquía tiene negocios criminales como tráfico de armas” “las infantas tienen que ser condenadas a muerte”. “el Rey financia el terrorismo de ISIS”. “Juan Martín del PCE fue asesinado por la policía por defender nuestros derechos”. Es cierto que, recurrida al Supremo, el Alto Tribunal rebajó a seis meses la condena porque ETA y GRAPO a los que se refería en sus mensajes, ya no estaban en activo.

 

Dejemos las cosas claras, Hasél, ha entrado en prisión no por haber insultado al rey, sino que ha sido condenado por delitos tipificados en el Código Penal, que prevé penas de hasta tres años de prisión para los delitos de enaltecimiento del terrorismo. Por este delito de enaltecimiento del terrorismo y no de injurias al rey como algunos dicen, sólo ha sido condenado a nueve meses. Aun así, ha de saberse que cuando se injuria a cualquier persona, también esta conducta puede ser denunciada al Juzgado por la persona agraviada. Pero es que, además, agredir a alguien, tampoco es libertad de expresión. Por tanto, ahora que ya está en prisión, dado que hay reincidencia, también deberá de cumplir las penas a que fue condenado por agredir a dos personas.

 

Por todo esto, en modo alguno puedo aceptar las manifestaciones de algunos políticos que están instrumentalizando este episodio del encarcelamiento de un vulgar delincuente.  Rechazo abiertamente manifestaciones como las que ha hecho el Portavoz de Podemos, Pablo Echenique dando todo su apoyo a los jóvenes antifascistas que están pidiendo justicia y libertad de expresión en las calles, ya que, de modo subrepticio, lo que está haciendo no es apoyar la libertad de expresión, ya que lisa y llanamente lo que está alentando es la revuelta callejera con, todos los daños materiales y personales que se están causando. En modo alguno se puede incitar a la violencia, por el hecho de aplicar la ley a un personaje impresentable.

Si yo ahora, aquí, hiciera mías las palabras de alguien, que dijo: “hay que cortarle la coleta al moños, para bajarle los humos” o “hay que robarle las ruedas a la silla de Echenique, para que así no pueda ir al parlamento a decir chorradas”, probablemente alguien me diría que soy un maleducado o que eso no es libertad de expresión. Pienso que algunos políticos y más si están dentro del gobierno, más que libertad de expresión, lo que tendrían que mantener es la boca cerrada.

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Sobre el autor

El blog de un jubilado activo dedicado al voluntariado social, permanentemente aprendiendo en materia del derecho de las nuevas tecnologías y crítico con la política y la injusticia social.


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