Es incuestionable que la banca continúa transformándose a gran velocidad y que, en este momento, podemos hablar ya de un auténtico oligopolio bancario, debido a la fuerte concentración en sólo cinco entidades que, según datos de Funcas, acaparan casi toda la cuota de mercado. Contrariamente a esto, retrotrayéndonos sólo al año 2008, teníamos del orden de cincuenta bancos y cajas operando en el mercado y los catorce mas grandes tenían una cuota de mercado del 50%
En ese pasado 2008, según datos del Banco de España, teníamos 45.707 sucursales bancarias repartidas por todo el territorio nacional, mientras que ahora, los datos a marzo nos llevan a que sólo quedan 21.612 sucursales de entidades de depósito y por lo que se ve, esto no acaba aquí ya que en estos días vemos cómo en Sabadell anuncia un ERE para reducir la plantilla y probablemente también para reducir oficinas.
Parece claro que la estrategia de los pocos bancos que quedan, es conseguir mas rentabilidad, reducir costes y potenciar los canales digitales para que los clientes de comuniquen con su banco de modo telemático.
Recientemente, el Banco de Santander realizó un ERE que se finalizó en julio pasado, mandando a casa a 3.572 personas de sus servicios centrales y de su red de sucursales, provocando con esta medida el cierre de 999 de ellas. Parece que el proceso sigue, que habrá mas ajustes y que se cerrarán 34 oficinas más.
Igualmente, antes del verano se cerraron las negociaciones del ERE del BBVA, negociaciones que llevaron a la salida de 5.216 personas en el procedimiento de despido colectivo. Esto provoca también el cierre de 480 oficinas entre Julio y noviembre.
El ERE del Sabadell que en este momento está negociándose con los representantes de los trabajadores, recoge el cierre del 20% de las oficinas de su red (alrededor de 320 sucursales) y esto llevará a la salida de 1.936 personas. Ahora toca el turno a CaixaBank, tras fusionarse con Bankia y que acordó con los sindicatos la salida de 6.452 trabajadores, llevando el proceso al cierre de unas 1.500 oficinas (el 25% de su red).
Para terminar, de momento, ahora quedan pendientes las salidas de personal y cierres de oficinas que, sin duda, va a provocar la fusión de Unicaja y Liberbank. Aun no se barajan cifras de salidas de personal y cierres de sucursales, pero, algunos analistas ya han hecho estimaciones y barajan el recorte de 1.500/2.000 empleados, así como el cierre de unas 400 oficinas.
Vivimos un momento de tipos de interés negativos y esto, sin duda algina, complica el negocio bancario convencional. Además de eso, los duros confinamientos que hemos vivido, provocaron un importante incremento del uso de internet por parte de los clientes, y esto aceleró en la banca la adaptación a canales telemáticos, ya que, aunque las sucursales bancarias estaban abiertas con servicios mínimos esenciales, la banca provocó e invitó al uso de los medios digitales, potenciando el uso de las APP, firma digital y otros recursos.
El resultado final de todos estos procesos es que la banca ha destruido 94.000 empleos, ha cerrado más de 25.000 sucursales, y el recorte aún no ha terminado. A todos estos problemas, han de añadirse los derivados de la brecha digital, ya que muchas personas de cierta edad, tras el cierre de muchas sucursales que tenían próximas, van a verse obligados a adaptarse a instrumentos tecnológicos para acceder a los servicios que la banca ofrece telemáticamente, para suplir así el cierre de muchas sucursales.
Por lo que ya estamos viviendo, el big data y las aplicaciones móviles, están fabricando una banca de proximidad virtual que va a atender tanto a ese cliente joven, más evolucionado tecnológicamente y que por eso va a operar con soltura, tanto por internet como por las aplicaciones móviles que tenga instaladas en el teléfono, como a ese jubilado que no domina bien las nuevas tecnologías y que, necesariamente, tendría que acudir a una oficina bancaria, para realizar las gestiones que precise. Me preocupa mucho tanto la alta concentración bancaria que ya tenemos y que está creando bancos sistémicos, como los negativos efectos que tiene para el cliente, tanto el cierre de sucursales, como la falta de competencia entre las entidades para prestar servicios diferenciados, que lo favorezcan y con ello pueda elegir las mejores condiciones.
Como todo el mundo se puede imaginar, con unos pocos bancos compitiendo en el mercado, será fácil que lleguen a una colusión de intereses que, a todas luces, a quien va a afectar, es a los clientes que van a resultar enormemente perjudicados con comisiones bancarias de todo tipo, con escasas retribuciones por el dinero depositado, así como con la fuerte reducción de las sucursales próximas al cliente. Sufrirán las consecuencias igualmente, las pequeñas empresas, al reducirse el volumen de créditos, a la vez que se endurecen las condiciones para su concesión.