Al igual que al inicio de la pandemia, vivimos y sufrimos el alto precio de las mascarillas, tanto por las condiciones económicas que imponían los fabricantes, como por el alto IVA que pagamos por ellas, ahora, la historia se repite con los test de antígenos.
Hace ahora cinco meses, las farmacias fueron autorizadas a vender test de pruebas de autodiagnóstico de Covid-19, con la idea de que, en medio de la quinta ola del coronavirus, este test de antígenos podría ser un instrumento esencial para el control de la progresión de la pandemia. En nuestro BOE, al igual que a nivel internacional, se ponía en marcha un método que podía ampliar al máximo la capacidad diagnóstica, de modo tal que las pruebas de antígeno eran el objetivo por alcanzar.
Desde ese momento, el test de antígenos, que es una herramienta sencilla, rápida y fácil de usar, para detectar o descartar un contagio, Puso en marcha otro gran negocio que está creciendo enormemente en esta sexta pandemia que ha provocado ómicron y la llegada del frío, unido esto a las vacaciones de navidad, en las que muchas personas, para tener garantías en los encuentros familiares, acuden a las farmacias en busca de estos test y se encuentran con unos desorbitados precios que se mueven entre los 5 y los 10 euros, unido esto además a la escasez de suministros.
Desde el momento que el test se convirtió en un producto sanitario de venta libre, los fabricantes son los que deciden marcar el precio del mismo, razón esta por la que no hay precios fijos y además de eso hay diferencias entre unos y otros que llegan hasta el 100%. La ministra de Salud, Carolina Darías, salió a la palestra para decir (en un acto publicitario más), que el Gobierno trabajaría para que este producto fuere asequible a los ciudadanos. Han pasado ya cinco meses y no se ha hecho absolutamente nada.
En estos últimos días, además de los altos precios, los ciudadanos vamos a las farmacias y nos podemos encontrar con un cartel de -agotado- en la puerta. Nos podemos encontrar también con unos precios y con unas variaciones en los mismos, que nos llevan a tener uno de los valores mas elevados de toda Europa.
He visto que la Organización para la defensa de los Consumidores (OCU), ha encontrado una variación de precios de hasta un 102%, que se mueven entre los 5 y los 10 euros, de modo que, una familia de cinco miembros, como ha ocurrido ayer a uno de mis hijos, tuvo que pagar en Madrid casi 100 euros, para saber si no estaban contagiados y de ese podo poder venir a pasar la nochevieja y año nuevo, en mi casa.
Y a esto hemos de añadir que como los expertos recomiendan que estos test de antígenos se realicen con frecuencia, debido a que la variante de Ómicron se estás transmitiendo a mucha velocidad, los costes se pueden multiplicar y no sé si las familias con pocos recursos se lo van a poder permitir. Por ello, es inaceptable que nuestro gobierno no haya hecho nada para obligar a fijar unos precios máximos y mas bajos para los test de antígenos y evitar así la especulación que se está produciendo, Nos pasó antes con las mascarillas y ahora volvemos a sufrirlo con los test.
Y mientras los ciudadanos sufrimos este problema, los grandes fabricantes de test de antígenos se están forrando con tan lucrativo negocio, haciendo que sus acciones en bolsa alcancen valores máximos históricos.