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Guillermo Díaz Bermejo

A las pruebas me remito

LA CARTERA

Esta mañana, cuando salía a la calle, me encontré en el portal de al lado, con una empleada de Correos, a la que conozco, que estaba tocando el timbre, para que le abrieran la puerta y poder entrar a dejar en los buzones, las cartas que llevaba para los vecinos. Conozco a esta mujer, porque algunas veces, en vez de dejarme las cartas en el buzón, sube a mi casa, para entregarme correos certificados que requieren de mi firma para acreditar que los he recibido. Normalmente, cuando le abro la puerta y la veo, siempre le digo: Ufffs seguro que me traes malas noticias, porque o es una multa de la DGT o una comunicación de la Agencia Tributaria.

La oí decir ¡soy el cartero! por favor ¿me abre el portal? Al escuchar esto le dije ¡cómo que eres el cartero! ¡Tú eres la cartera!  Se echó a reír y me aclaró que cuando decía que era la cartera, los vecinos pensaban que era broma y no le abrían el portal. Esa es la razón por la que dice que es el cartero y no la cartera.

Tras hablar con ella, continué caminando por la acera y empecé a hacer algunas reflexiones, tales como que esta mujer es una empleada de correos y no un empleado. Lleva cartas para repartir y no cartos. Las transporta dentro de una valija y no de un valijo. Esta valija para su fácil transporte va equipada con ruedas y no con ruedos.

En relación a estas cosas, hace algún tiempo, la vicepresidenta del gobierno, Carmen Calvo, decía que el lenguaje llamado inclusivo, es un problema importante que tenemos en nuestro país y que por ello iba a pedir un informe a la Real Academia Española de la Lengua para que se adecúe un lenguaje que incluya a las mujeres. Desde la RAE, de modo inmediato se dijo que, si se les pedía el informe, lo emitirían conforme a la “doctrina lingüística” y que en base a ello tendrían en cuenta la dimensión del español como lengua que no sólo se refiere a la que hablamos 47 millones de españoles, sino que también la hablan 574 millones de hispanohablantes. Advirtió también la RAE que no se puede pretender que nuestro lenguaje sea adaptado a intereses políticos.

Primero empezó el lehendakari Ibarretxe con eso de los vascos y las vascas (por eso de la galantería machista, primero los vascos y después las vascas). Después una ministro empezó a hablar de los miembros y las miembras (aunque era mujer, seguía poniendo a los miembros primero. Siguió la “miembra” de Podemos, Irene Montero, hablando de la “portavoza”. Y a partir de ahí, abierta la espita por muchos políticos se está intentando defender de modo insistente, este lenguaje llamado inclusivo, ya que con ello dicen que se da mas visibilidad a las mujeres o a los niños, niñas y el engendro “niñes”.

Tras todo esto, quiero terminar parafraseando a una profesora, que dirigió una carta abierta a un grupo de personas que habían firmado un manifiesto en defensa del género y que decía: Tengo la esperanza de que esta carta llegue a esos ignorantes semovientes (no ignorantas semovientas, aunque ocupen carteras ministeriales) y hacerles ver que esos firmantes del manifiesto eran: el dentisto, el poeto, el sindicalisto, el pediatro, el pianisto, el golfisto, el arreglisto, el funambulisto, el proyectisto, el turisto, el contratisto, el paisajisto, el taxisto, elartisto, el periodisto, el taxidermisto, el telefonisto, el masajisto, el gasisto, el trompetisto, el violinisto, el maquinisto, el electricisto, el oculisto, el policío del esquino y, sobre todo, ¡el machisto!

Así que, querida amiga cartera de mi barrio, voy a darte la razón y confirmarte que tu, ciertamente, no eres “la cartera”. Eres el cartero.

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Sobre el autor

El blog de un jubilado activo dedicado al voluntariado social, permanentemente aprendiendo en materia del derecho de las nuevas tecnologías y crítico con la política y la injusticia social.


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