Los expertos ya están hablando de modo continuado, sobre el riesgo de estanflación que está creciendo enormemente, algo que, sin lugar a duda alguna, va a amenazar muy seriamente a la capacidad económica de los trabajadores y sobre todo de las familias mas desfavorecidas. Las incesantes subidas de los precios de la gasolina, el gas o la luz, probablemente, con la invasión de Ucrania por parte de los rusos, se seguirán alargando en el tiempo y esto no pondrá las cosas fáciles a los consumidores.
A todo esto, tenemos que añadir las muchas dudas que los consumidores tenemos, cuando vemos las facturas de estos productos de primera necesidad. Nos resulta realmente difícil saber si estamos en un mercado libre o regulado, la potencia que tenemos contratadas o los conceptos que se incluyen en esas facturas. A la mayoría de las personas, nos resulta realmente difícil entender ese puzle, máxime cuando cada poco, se introducen cambios que hacen mucho más difícil poder entenderlo.
Según dice la OCU, entender bien los conceptos de las facturas que pagamos, podría ayudarnos a optimizar el consumo, pero, según parece, sólo un 10 o un 15% de la población consigue entender claramente lo que pagamos. La CNMC ha hecho una encuesta a final de diciembre y el resultado es que un 65% de los consumidores no sabe, como ejemplo, si tiene contratado el suministro eléctrico y de gas, de su casa, en un mercado libre o regulado.
El problema añadido que se plantea a los consumidores es que, si bien es cierto que podemos elegir libremente a la comercializadora, así como elegir mercado libre o regulado, este mercado regulado cambia cada día y cada hora en base a lo que acuerda y decide el mercado mayorista de electricidad, algo que provoca un continuado movimiento en los precios que, curiosamente siempre tienden al alza.
Esas mismas encuestas de la CNMC también dejan constancia de que somos muchos los consumidores que conocemos el precio que pagamos por la potencia que tenemos contratada (es lo que en la factura de reseña como “término de potencia”). Igualmente, por el “término de consumo” tanto de la luz como del gas, también somos pocos los que conocemos que el precio que pagamos por kW o por m3 consumido, es el resultado de multiplicar el precio de las energías por el consumo realizado, algo que también va a depender si estamos en un mercado libre o regulado.
Ahora voy a referirme de modo concreto, al principal componente de nuestra factura, que son los impuestos y otros muchos conceptos añadidos. Estamos en primer lugar, pagando un alquiler mensual por los aparatos y equipos de medida, alquiler que en poco tiempo supera con creces el precio de mercado de estos contadores ¿por qué no se deja que sea el consumidor el que instale su propio aparato correctamente homologado?
Y tras este concepto, llegamos ya a los impuestos, empezando por el de la electricidad que lo pagamos todos los consumidores, independientemente de que consumamos o no consumamos energía y que representa el 5,13% de la suma de los términos de potencia y consumo. Sigue el IVA que representa el 21%, excepto los consumidores con potencia inferior a 10kw que hasta el próximo 30 de junio pagarán un IVA reducido del 10%. El resultado final es que sólo el 30% de las facturas que pagamos, corresponden a lo que consumimos. El resto corresponde a impuestos y otros gravámenes.
Termino diciendo que, lamentablemente, a mi juicio, con lo que estamos viviendo en estos últimos tiempos, muy agravado por la invasión de Ucrania, va a provocar un gran problema en la maltrecha economía de los consumidores que, no sólo no va a permitir ahorrar nada, sino que incluso provocará un gran agujero en sus bolsillos.