Son las dos y media de la tarde, y hace un momento que he llegado a casa. De pronto suena el teléfono fijo, que prácticamente no utilizo porque hago todas mis llamadas desde el móvil. Al descolgar, una amable chica me pregunta: ¿es usted Guillermo Díaz? Lo llamo desde la empresa de telefonía X para ofrecerle nuestros servicios. Entro en el juego y sigo la corriente diciéndole a la operadora que empiezo a grabar la conversación y le pregunto ¿dónde ha conseguido Vd. mi número de teléfono si no está en ninguna guía? ¿cómo se llama ve señorita? Bien señorita, dígales a sus jefes que de modo inmediato voy a formular denuncia contra la empresa, ante la Agencia Española de Protección de Datos. Al oír esto, de modo inmediato la operadora cuelga. Fin de la conversación.
Este tipo de llamadas también las recibo en el fijo, en torno a las 8 de la tarde. Pero es que, además en los últimos tiempos, cada vez con mas frecuencia recibo este tipo de llamadas en mi móvil y lo que hago tras recibirlas, es bloquear el número donde me llaman, como “llamante no deseado”. De este modo, no vuelven a incordiarme en esas horas de comida/siesta.
Estoy convencido que muchos de ustedes, amigos lectores, al igual que me está pasando a mí, estarán recibiendo este tipo de latosas llamadas. Estoy convencido también que en muchas ocasiones habrán sido víctimas de ese viacrucis cuando intentan comunicarse con una compañía telefónica, de gas o electricidad, para reclamar o pedir explicaciones sobre facturas o que no entienden o que le están cobrando en exceso.
Para que entre todos podamos poner contra la pared a esas empresas y evitar sus tropelías, mi consejo es que entren en el juego como hago yo y a partir de ahí, empiecen a formular denuncias ante la AEPD o ante el propio juzgado, donde sin duda se va a conseguir un resultado favorable, ya que empieza a haber sentencias condenatorias contra esas indeseables empresas.
Por ejemplo, he visto una sentencia reciente de un Juzgado de Las Palmas, donde se condena a una empresa de telefonía a indemnizar con 900€ a un cliente por los “daños morales que le causó, al acosarle con llamadas, mensajes y cobros indebidos”, cuando ese cliente rescindió el contrato que tenía suscrito con ellos.
Ya es hora de que siga habiendo mas sentencias ejemplarizantes como estas, para poner en la lista negra a estas empresas y al tiempo para que la Administración Pública establezca mecanismos, que pongan en marcha procedimientos sancionadores contra esa mala práctica de las llamadas indeseadas, que utilizan métodos y prácticas abusivas, invadiendo la privacidad de las personas con inoportunas llamadas al mediodía o al inicio de la noche.
Nadie, ninguna empresa, tiene derecho a invadir mi vida doméstica, abrumándome con este reiterativo atentado que sufro con esas llamadas no deseadas, para ofrecerme todo tipo de servicios, vulnerando también el derecho que tengo a proteger mis datos personales, conforme a la vigente LOPD y su reglamento.
Mientras que las empresas llamantes tienen mi número de teléfono, conseguido muchas veces de modo ilegal y un montón de operarios dedicados a este fin, nosotros, los ciudadanos tenemos todo tipo de problemas para hablar con alguien de esa empresa para resolver un problema. Se produce un injusto desequilibrio y por ello, los ciudadanos tenemos que reaccionar. Hagan como yo hago y empiecen a formular denuncias. Yo en este momento ya tengo cinco formuladas ante la AEPD y dos de ellas ya han sido resueltas con sanción a la pesada empresa llamante.
Además de eso, he me inscrito en la “lista Robinson” que es un servicio gratuito, altruista y fiable, que permite de modo sencillo evitar la publicidad de estas empresas, dado que no tienen mi consentimiento.