Es claro que antes de la pandemia, con el trabajo presencial en las oficinas, las relaciones sociales entre los compañeros de trabajo, eran amplias y había colegas en los que confiar, con los que compartir y contarse cosas e incluso con quien divertirse al finalizar la jornada laboral, creando así vínculos de amistad, además de compañerismo.
A modo de muestra, en la organización a la que pertenezco, Secot, además de la labor social y las tareas de voluntariado que realizamos, nos unía el vínculo de la amistad, reforzado con las tertulias que manteníamos tanto en la oficina, como en la cafetería de al lado, cuando al finalizar la sesión, nos íbamos a tomarnos un vino o una cerveza.
Pero, lamentablemente, llegó la pandemia, quedamos obligados a quedarnos en nuestras casas y con ello en Secot empezamos a movernos digamos en el teletrabajo y después en el trabajo mixto. Desde nuestros domicilios tratamos de adaptarnos a la nueva situación y empezamos a mantener reuniones virtuales a horas determinadas e iniciamos también el asesoramiento virtual, hablando con el emprendedor frente a una pantalla, sin contacto presencial.
Muchos de nuestros socios empezaron a sentir soledad y aunque superada la pandemia volvimos a la normalidad, estas personas ya se habían distanciado tanto, que su compromiso con la asociación decayó, muchos, aun cuando continúan siendo socios, ya no han vuelto a las actividades presenciales y algunos de ellos, han decidido causar baja.
Esto que también ha ocurrido en las empresas, me lleva a pensar que, cuando hay relaciones próximas en el trabajo, estas relaciones crean un sentido de pertenencia, confianza y conexión, algo que resulta muy bueno, tanto para los trabajadores como para las propias empresas. Los seres humanos nos necesitamos unos a otros y colaboramos mas eficazmente cuando tenemos relaciones reales y cuando creamos un buen equipo, ya que esto nos hace más productivos y genera más camaradería.
El teletrabajo hace que las interacciones entre los compañeros, se reduzca, al no tener contacto personal y esto no permite mantener estas relaciones interpersonales más estrechas como las que había antes cuando nos encontrábamos y charlábamos en la máquina de café, en la zona de la fotocopiadora o en el mismo pasillo o sala de espera.
Tener amigos y buenas relaciones sociales en el trabajo, ofrece numerosos beneficios que alcanzan a aspectos personales, profesionales y organizacionales de las empresas o asociaciones. Estas relaciones mejoran el bienestar emocional y ayudan a reducir el estrés laboral, ya que al tener alguien con quien hablar, se alivia la carga emocional, al tiempo que, al sentirse conectado con los compañeros se mejora la satisfacción y se disfruta mejor de la jornada laboral, se genera un menor riesgo de depresión e incluso una mejor salud física.
Interactuar con compañeros de manera regular, puede ayudar a desarrollar las habilidades sociales y a resolver mejor los conflictos que puedan surgir, e igualmente, al sentirse valorado y apoyado por colegas, se incrementa la autoestima y la confianza en uno mismo.
Esto genera también beneficios profesionales, ya que, al trabajar en equipo, se consigue una mayor eficacia y productividad, mas creatividad y mas oportunidades de crecimiento y desarrollo. Para la empresa también se generan beneficios al tener un ambiente de trabajo positivo, un mayor compromiso de los trabajadores y un mejor trabajo colaborativo que aleja de los individualismos.
En resumen, para terminar, tener contacto personal en el trabajo hace que este sea mas saludable y mas eficiente, algo que beneficia tanto a las personas como a las empresas.