El problema del cobro de las pensiones sujetas a la retención del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) es un tema complejo y últimamente muy debatido, debido a las discrepancias que existen entre considerarlas como rentas del trabajo o como muchos opinamos, rentas del capital, así como la posición de la Unión Europea sobre esta materia.
Como todo el mundo sabe, la pensión de jubilación es la prestación económica que una persona recibe al retirarse del mercado laboral, tras cumplir ciertos requisitos que marca el sistema de pensiones en España. Este es un sistema contributivo, de modo que, tras haber cotizado a la Seguridad Social tanto la empresa como el trabajador, durante un número específico de años, se alcanza el derecho a la percepción de la pensión de jubilación.
Actualmente, en nuestro sistema fiscal, la pensión se considera como una renta del trabajo y en base a ello está sujeta al pago del IRPF, lo que significa que se incluye en la base imponible del contribuyente, igual que si se tratare de un salario. La cuantía de la retención aplicada a la pensión va a depender del importe que se perciba, así como de la situación personal y familiar del pensionista y una vez se realice la declaración de la renta anual, donde se practicará el ajuste final entre las retenciones que se han practicado y el impuesto que realmente se deba de pagar, el contribuyente recibirá una devolución o tendrá que pagar la diferencia.
Si por el contrario y como sería lógico, la pensión fuere considerada una renta del capital, ya que se trata de ir percibiendo mensualmente una cantidad que procede del capital o fondo que se fue acumulando durante todos los años cotizados, esta pensión estaría sujeta a un tipo impositivo diferente y bastante mas bajo que las rentas del trabajo.
Las discrepancias y el debate que últimamente se está generando sobre la fiscalidad de las rentas del trabajo frente a las rentas del capital, derivan de que los trabajadores son los mas afectados por una fiscalidad progresiva, mientras que las rentas del capital, que suelen concentrarse en personas con mayores ingresos, se benefician de un tratamiento fiscal más favorable, algo que provoca una clara desigualdad social y económica ya que las personas mas ricas obtienen una proporción muy alta de estos ingresos con una tasa impositiva más baja.
En este estado de cosas, aun cuando la Unión Europea no tiene competencias directas sobre los sistemas de pensiones de sus Estados miembros, si está influyendo indirectamente mediante recomendaciones en el Semestre Europeo, donde se produce un proceso de coordinación de las políticas económicas, para aconsejar a los estados miembros las reformas necesarias, incluyendo la sostenibilidad de las pensiones, los pactos de estabilidad y los niveles de deuda pública. Igualmente introduce la movilidad transfronteriza para que los trabajadores que han prestado sus servicios en diferentes estados miembros tengan garantizados los derechos adquiridos en un país que ha de ser respetado en otro.
Concluyo diciendo que el tema de las pensiones y la retención del IRPF, así como las discrepancias entre los rendimientos del trabajo o del capital, han de resolverse para tener una correcta estructura fiscal. La Unión Europea, aunque con limitadas competencias directas, juega un papel importante para coordinar las políticas y la armonización fiscal y parece que está apostando por alcanzar la adecuada justicia social, inclinándose a considerar las pensiones como un rendimiento del capital, que, de modo concreto, en España tiene una tasa impositiva más baja.
Confío en que nuestros gobernantes terminen resolviendo este problema.