Es una realidad que muchas personas mayores tienen bastantes conocimientos digitales y se mueven por las redes sociales o buscan por internet, a través de su ordenador o de su teléfono móvil. Las nuevas tecnologías que actualmente tenemos, nos facilitan la realización de trámites con la Administración, con Astursalud para pedir citas y recetas o con entidades bancarias para realizar gestiones telemáticas. Igualmente nos facilitan el fácil contacto con familiares y amigos.
Si bien esto es cierto, también es una realidad que otras muchas personas mayores, no tienen esos conocimientos o los tienen muy reducidos para moverse por la red y utilizar las herramientas que tienen a su alcance. Se encuentran muchas veces con páginas web y diferentes aplicaciones que les resultan de difícil accesibilidad y que además son muy poco intuitivas para ellos.
En Secot, asociación a la que pertenezco, nos movemos mucho por Centros Sociales de los ayuntamientos y con residencias del ERA, tratando de ayudar a esos otros mayores que están muy desconectados del mundo digital, algo que incide muy directamente en su autonomía personal. Este es un problema que, por lo que podemos ver en los datos del Instituto Nacional de Estadística, afecta sobre manera a las personas que tienen más de 75 años.
En una sociedad totalmente digitalizada como es la que tenemos ahora, lo que no se puede permitir es que estas personas mayores se vayan quedando atrás, porque no tienen los conocimientos suficientes. Esta es la razón básica por la que los seniors de Secot nos empleamos a fondo en estos talleres de formación, pero esto es muy poca cosa, ya que además es absolutamente necesario que las administraciones públicas, entidades bancarias, empresas e incluso otras entidades sociales se vuelquen y se comprometan aplicando medidas de todo tipo para evitar que los mayores de queden atrás en este mundo digital.
Aunque el acceso a internet de los mayores es bastante grande, es una realidad que muchos trámites esenciales con la administración y las empresas, son muy complejos, muy poco intuitivos y muy difíciles de usar por las personas mayores, que se pierden en estos procesos, hasta en los cajeros automáticos de los bancos.
Así, por ejemplo, yo tengo mucha soltura en el mundo digital y uso firma electrónica o clave pin, como instrumentos que me permiten acceder a las páginas web de las diferentes administraciones, pero esto sólo es la teoría, porque en realidad, estas páginas son tan poco intuitivas que dificultan muchas gestiones o incluso, en muchos casos, ni las permiten. A título de ejemplo, si yo accedo a mi Astursalud para pedir una cita o ver mi historial médico, ni la firma digital, ni la clave Pin no me sirven de nada, ya que tengo que introducir manualmente el número de mi tarjeta sanitaria para acceder y, además, con este procedimiento sólo tengo un acceso limitado.
Lo mismo ocurre cuando entro en otras Administraciones Públicas, Ayuntamientos, etc. en las que tengo que seguir unos farragosos procedimientos, que me hacen perder muchísimo tiempo, para realizar un sencillo trámite. Por ello, sí o sí, todos los actores implicados han de involucrarse al máximo para no dejar nadie atrás, y para ello, tanto en las diferentes administraciones, como en bancos y otras empresas, debería de seguir facilitándose la atención personal.
Las nuevas tecnologías son imparables y por tanto habrá que realizar grandes esfuerzos de todo tipo para que nadie se quede atrás. Y para ello, los propios seniors también deberán perder el temor que ahora tienen para usar las nuevas herramientas. En Secot, cuando damos charlas en los Centros Sociales, lo que pretendemos es acompañarlos en este proceso de aprendizaje y a quitarles el miedo, sobre todo en el campo de la ciberseguridad.