El próximo día 20 de Junio, se van a cumplir 30 años desde la fundación de Secot (Seniors españoles para la Cooperación Técnica), asociación sin ánimo de lucro, independiente, apolítica y no confesional, declarada de utilidad pública. Se creó por iniciativa del Círculo de Empresarios y mas tarde por el Consejo Superior de Cámaras de Comercio y Acción Social Empresarial.
El objetivo fundamental, era dar respuesta a las necesidades de nuestra sociedad, aportando soluciones al problema social y personal que supone que, personas con plenas energías y con un excelente bagaje de conocimientos y experiencias, al ser jubiladas, perdieran toda posibilidad de seguir prestando servicios a la sociedad. Con este objetivo, Secot ofrece a sus seniors la posibilidad de prestar a título personal, a quienes lo necesitan, su experiencia y conocimientos en gestión empresarial y académica, dando asesoramiento a jóvenes emprendedores, pequeñas empresas, instituciones con escasos recursos económicos que supongan una dificultad para acceder a consultorías comerciales. Se pretende favorecer la prórroga de la actividad profesional, al tiempo que se contribuye con ello, a la creación de riqueza, mediante el fomento del emprendimiento y la creación de puestos de trabajo.
Los seniors que integramos Secot, desarrollamos estas actividades con una motivación exclusivamente humanitaria y social y nos ponemos generosamente al servicio de quien lo necesita, aportando nuestro caudal de experiencia y conocimientos adquiridos a lo largo de nuestra vida profesional, haciéndolo de forma independiente, voluntaria y altruista, bajo unos principios de compromiso social, profesionalidad, lealtad, legalidad, ética y transparencia.
En estos largos 30 años desde su fundación, estamos asistiendo a cambios demográficos muy importantes en la estructura de la población, que han tenido como resultado el aumento de la esperanza de vida, el descenso de la natalidad, y en consecuencia el envejecimiento de la población. Este fenómeno, unido a la mejora de las condiciones de vida y de las rentas, tiene como resultado la existencia de un colectivo de jubilados con mejor salud, mas recursos económicos, mucho tiempo libre y grandes deseos de seguir aportando sus conocimientos y experiencia, una vez agotada la vida laboral. Y es precisamente en este contexto de declive demográfico, con una situación inquietante en Asturias, donde las actividades de Secot deben de tener aún más relevancia.
Al tiempo que asistimos a este inquietante cambio demográfico, vivimos en un país, conscientes de que el futuro pasa por la investigación, la innovación, por la formación de los jóvenes y por la renovación tecnológica. Y todo esto, puede tener mejores frutos, si las iniciativas de cambio, se apoyan en la experiencia y en el saber hacer de esas personas jubiladas, como las que integramos Secot, llenas de experiencia y conocimientos. Una aplicación de nuestros conocimientos, sin duda alguna, es el mentoring. La claridad de juicio que nos da la experiencia que tenemos los seniors, es la que nos permite ayudar en esos procesos de cambio, no dando soluciones técnicas que ya no están a nuestro alcance, sino teniendo la capacidad de juzgar y valorar los elementos tangibles e intangibles de una situación nueva. Podemos añadir valor a la aplicación de los conocimientos técnicos que aportan los jóvenes.
Estos jóvenes, tras haber pasado por su formación académica, masters y cursos, cuando quieren seguir aprendiendo, se encuentran con dificultades para encontrar soluciones adecuadas en la enseñanza tradicional, donde el guion de las materias está previamente definido. Ahí es donde el mentoring demuestra su gran utilidad como herramienta de aprendizaje. El consejo de un senior, los puede ayudar a adquirir claridad de juicio, más que adquirir información y habilidades. Este consejo o guía como nosotros lo concebimos, no es enseñar, es ayudar a aprender. Por eso, en esta línea, queremos colaborar abiertamente tanto con la Universidad como con los Centros de Formación Profesional.
Para continuar con nuestras actividades tras estos 30 años transcurridos, nos encontramos ante un entramado empresarial, que cuenta con ingentes cantidades de personas que se van a jubilar, llenas de talento, conocimientos, experiencia y la mezcla de todo esto que podemos llamar madurez profesional. Este es un valor social que no se puede desperdiciar. Este valor social hay que aprovecharlo, en beneficio de la propia sociedad, pero sobre todo desde la perspectiva del mantenimiento de la autoestima y el equilibrio personal de las personas que se van a jubilar. Aunque el jubilado esté bien pagado, si no hay autoestima, si no hay sentido de la utilidad, hay infelicidad y seguramente envejecimiento prematuro.
Es cierto que la jubilación, prematura o no, nos llega de modo inexorable. Hay quien vive esta jubilación como una especie de liberación que le permitirá dedicar energías a actividades que antes no podía hacer. Hay otros en cambio que sienten que la sociedad les ha dado la espalda y que han quedado arrinconados o postergados como un mueble viejo. La jubilación es una nueva etapa que nos plantea un nuevo reto, que nos obliga a plantearnos un nuevo proyecto vital y que debemos de destinar nuevas energías. Aquí es donde Secot adquiere una importancia singular. Queremos hacer una llamada de atención a nuestro tejido empresarial y social. Vivimos en una sociedad incoherente, desde el momento que, por un lado, se proclama hasta la saciedad el valor del capital intelectual y de modo simultáneo, lo que hace es desprenderse o aparcar de modo prematuro de aquellos activos donde radica gran parte de ese capital intelectual.
Secot es un ejemplo de algunas de las cualidades que deben de definir a esta sociedad, el voluntariado y el asociacionismo, la capacidad para trabajar en forma conjunta y solidaria en beneficio propio y de otras personas. Las personas maduras tenemos aun muchas cosas que ofrecer y por eso animamos a aquellos que se van a jubilar, a que se sumen a iniciativas como la nuestra. Termino diciendo que Secot atesora una gran masa de capital social, que está a disposición de la sociedad y que ese capital social, sin duda, seguirá creciendo, mediante la incorporación a nuestras filas de esos nuevos jubilados que decidan seguir manteniéndose activos, tanto para ayudar a otros como para ayudarse a ellos mismos.