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Guillermo Díaz Bermejo

A las pruebas me remito

LA NUEVA BANCA

Resulta evidente que, hoy en día, con la llegada de las nuevas tecnologías, se está produciendo una profunda transformación del sector financiero y más concretamente de la banca tradicional. Sobre todo, la gente más joven que se encuentra permanentemente conectada, utiliza tanto ordenadores, como tabletas o teléfonos inteligentes y lo que busca, es realizar sus operaciones bancarias en cualquier momento y en cualquier lugar, sin necesidad de desplazarse físicamente a la oficina de su banco.

Por esta causa, los bancos, probablemente se están enfrentando al mayor proceso de transformación de su historia. Ante sí tienen a un nuevo cliente, llamémoslo digital, que no quiere perder el tiempo yendo a la sucursal, donde normalmente tiene que esperar haciendo cola. Lo que busca este nuevo cliente, es que, desde el sillón de su casa, pueda realizar todas las operaciones bancarias que necesite, tales como hacer una transferencia, contratar un seguro, averiguar en segundos cuando dinero se ha gastado comprando en tiendas, en restaurantes o echando gasolina. También, mediante el teléfono móvil, quiere pagar en las tiendas o sacar dinero en los cajeros, sin necesidad de llevar consigo la tarjeta de crédito.

Las nuevas tecnologías, los nuevos clientes y un gran número de competidores que están apareciendo, sin duda alguna, generan muchas oportunidades, pero también grandes riesgos para la banca tradicional. Ya ahora, tenemos operando en España bancos exclusivamente digitales (neobancos o challenger banks), como es el caso del inglés Revolut, que está captando como clientes, a los jóvenes que estudian o trabajan fuera de sus países, el alemán N26 que ya tiene más de un millón de clientes, el Chime nortemaricano que ya está llegando a casi cinco millones de clientes, o el TransferWise de Estonia, que ya supera los dos millones de clientes, el Bnext que está operativo desde hace pocos meses, o el 2Getherglobal que inicia su andadura estos días. Estos bancos, no tienen oficinas ni cajeros. Viven en internet y sus clientes son nativos digitales que van a operar de modo muy sencillo y fácil, exclusivamente con dispositivos móviles

 

Es por tanto claro, que la banca tradicional, está sufriendo ataques en todos los servicios que ofrece a sus clientes. Y esto es así por la aparición de plataformas que se están popularizando, como son FinTech, el Shadow Banking, el crowdfunding/crowlending o los roboardisors que ajustan el perfil de los clientes. Y si esto fuere poco, aparecen los gigantes de la red como son Google, Facebook, Amazón y otros, que se podrían definir como bancos, no bancos y que están entrando a marchas forzadas en este mundo financiero, pero con una gran ventaja y es que conocen mejor que nadie, el perfil detallado de cada uno de sus clientes. En definitiva, se está revolucionando la banca., se está revolucionando el mundo financiero y todas estas tendencias, clarísimamente se inclinan hacia la banca digital, dejando en segundo plano a las oficinas físicas.

Un dato que apunta claramente a esa transformación que ya está teniendo lugar, es que, según datos del Banco de España, de las 45.707 oficinas bancarias que había en el año 2008, han quedado reducidas a tan sólo 26.011 sucursales en el 2018, lo que representa una reducción del 43%. Sólo el año pasado, han desaparecido 937 oficinas, incluyendo sucursales de bancos, de cajas de ahorro y de cooperativas de crédito.

En este momento, el 25% de la población, entre la que me encuentro, es usuaria de la banca on line. Otro dato significativo es que, actualmente, el 45% de los jóvenes entre 35 y 50 años, sólo acceden a su banco mediante un teléfono móvil. Un dato más a tener en cuenta es que, según algunos estudios realizados, el 80% de los clientes nacidos en torno al año 2.000, no pisarán una sucursal bancaria y toda su relación con el banco, será mediante un móvil o una tablet. Sin duda alguna, son nuevos modos de operar que se están imponiendo de modo acelerado y a los que, sí o sí, tendremos que adaptarnos.

Al igual que ha ocurrido en las empresas industriales, la tecnología también está transformando al sector financiero y abriendo las puertas a una nueva manera de ofrecer servicios bancarios, que satisfagan plenamente a sus clientes digitalizados y con un alto nivel de sofisticación. El segmento de clientes mas jóvenes, preocupa enormemente a la banca que, con las estructuras operativas que tiene montadas ahora, no puede  competir con las nuevas entidades digitales que están llegando. Las comisiones que cobran por sus servicios son otro obstáculo mas para la competencia que les está entrando. El mundo digital evoluciona como evoluciona y la gente joven va a encontrar grandes ventajas en esos nuevos servicios bancarios.

No obstante, todas estas ventajas para los jóvenes, considero que pueden ser un gran obstáculo para la gente mayor que no domina las nuevas tecnologías y que no utiliza Apps en sus móviles para moverse y operar en la banca electrónica. Hemos de considerar que en nuestro país, la población está cada vez mas envejecida y que es precisamente esa población mayor la que necesita acudir a las oficinas bancarias para realizar las operaciones, entre las que se encuentra la mas básica, como es sacar dinero en la ventanilla de la oficina ya que, o no sabe, o tiene miedo a sacar ese dinero en el cajero que tiene en la calle.

Piensese también que esa población envejecida, vive muchas veces en zonas despobladas, que son en las que mas se acusa el cierre de sucursales bancarias. De otra parte, en esas zonas poco pobladas, muchas veces, tampoco hay desplegadas las necesarias redes de alta velocidad, que permitan las conexiones telemáticas necesarias para poder operar en la banca on line. En definitiva, pienso que en este momento, a la banca se le plantea un gran dilema ¿se vuelca en la banca electrónica para satisfacer a esos nuevos clientes jóvenes? ¿Va a dejar en un seguro plano, a esa gran masa de población mayor, que no domina correctamente las nuevas tecnologías y que además va a seguir creciendo enormemente?

Para añadir más incertidumbres: Yo me considero tecnológicamente avanzado, apenas acudo a las oficinas de mis bancos, utilizo todas las APPs que necesito, opero desde casa y además realizo todos los pagos y extracciones de dinero en los cajeros, utilizando sólo el teléfono móvil. Pero, dicho esto, me asalta una gran duda. Cuando vaya envejeciendo mas y mis facultades vayan menguando, ¿seré capaz de seguir manteniéndome al día en el uso de las nuevas tecnologías y por tanto de la banca electrónica?. Este es mi dilema.

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Sobre el autor

El blog de un jubilado activo dedicado al voluntariado social, permanentemente aprendiendo en materia del derecho de las nuevas tecnologías y crítico con la política y la injusticia social.


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