En la anterior crisis financiera, nos llegaron fondos europeos para ayudarnos a superarla, pero, lamentablemente, fueron malgastados de mala manera, sin que nuestros políticos afrontaran la imperiosa necesidad de realizar reformas estructurales, imprescindibles tanto para reforzar nuestra economía, como para realizar una necesaria y profunda reforma de las Administraciones Públicas, tendente a profesionalizarla para evitar su manifiesta politización.
Ahora, nuevamente, nos va a llegar una ingente cifra de fondos comunitarios (somos el segundo país que más dinero va a recibir) y mucho me temo que, si no se abordan esas reformas estructurales, vamos a tener mas de lo mismo y volverán a malgastarse, para satisfacer sólo intereses políticos y partidistas, ya que no hay ni estrategia prevista ni tampoco capacidad de ejecución por parte de las diferentes administraciones.
Estos fondos que nos van a llegar, tienen como fin ayudarnos a recuperar nuestra economía, tras los desastrosos efectos del Covid y es necesario invertirlos cumpliendo las estrategias que nos han sido marcadas por Europa y que pasan por eficiencia energética, energías sostenibles, digitalización, educación, big data, etc.etc.
Frente a este nuevo reto que nos exige la UE, yo me pregunto: Si en España, además de despilfarrar muchos de esos fondos de la ayuda anterior, sólo se utilizó un 39% de los mismos, debido a la incapacidad de las diferentes administraciones para gestionarlos, en este momento en que la incapacidad administrativa es evidente, si vemos cómo se están gestionando los ERTES o el ingreso mínimo vital, ¿vamos a ser capaces de hacerlo ahora, si nada ha cambiado?
Resulta evidente que nuestra administración pública carece de medios materiales modernos, así como de recursos humanos suficientemente profesionalizados para enfrentarse al reto de administrar correctamente esos fondos. Y esto es algo que no se puede improvisar de la noche a la mañana.
No basta con que nuestro actual presidente del Gobierno, se llene la boca hablando de una revolución administrativa, al igual que antes el gobierno del PP hacía lo mismo con su plan CORA, que se quedó en papel mojado. La realidad es que ni unos ni otros han hecho nada y esto nos ha llevado a tener una administración vieja que hade aguas por todos lados, además de estar terriblemente politizada. En este estado de cosas, siento sana envidia de nuestros vecinos portugueses que sí han hecho los deberes y esto los ha llevado a gestionar muy bien la pandemia al igual que seguro harán con los fondos europeos que les lleguen.
No podemos permitirnos que todo sea gestionado a golpe de decretos y mas decretos, acortando plazos, imponiendo trámites de urgencia, evitando solicitar informes preceptivos y buscando atajos por todos lados para gestionar la administración a su libre albedrio. Necesitamos un modelo de administración serio en el que se tengan en cuenta las capacidades de gestión de los funcionarios cualificados y que se les posibilite realizar su misión de modo profesional, sin influencias políticas de ningún tipo. Han de evitarse igualmente todas las puertas giratorias que llevan a la dedocracia, colocando en los diferentes puestos a toda una red clientelar.
Evitemos de una vez por todas, el recurso a comisiones o grupos de expertos que son los que van a gestionar no sabemos qué, cuando la transparencia no existe, para que los ciudadanos de verdad conozcamos lo que hacen. Evitemos ese modelo de gestión totalmente politizado en el que sólo se impone el clientelismo y el recurso a los amiguetes.
De no hacer esto, sin duda alguna, estos fondos se repartirán entre los mas cercanos a quien gobierna y para aquellos proyectos que mas interesen por motivos políticos. No se va a dar el dinero a los proyectos que sean más convenientes para los españoles, sino a los que mas convengan a los políticos de turno que se repartirán el pastel, conforme a sus intereses particulares. Es probable que al igual que ocurrió con el anterior Plan E, se vuelva a gastar el dinero europeo en ocurrencias, en proyectos inútiles o peor aún, en proyectos que interesan por motivos políticos o clientelares. No me gusta ser pesimista, pero me temo lo peor, ya que una reforma administrativa de calado, no se hace de hoy para mañana.