En España, la concentración bancaria que se ha ido produciendo, ha sido incesante. Tiempo atrás, teníamos del orden de cien bancos y cajas de ahorro operando en el mercado y en una primera fase, se produjo la desaparición de la banca pública. Después, tras la crisis económica que sufrimos en 2018, fueron desapareciendo las Cajas de Ahorro y sólo quedaron 14 entidades bancarias. Ahora, en los tiempos que corren, vamos camino de tener tan sólo tres girantes bancarios, tras la fusión Liberbank y Unicaja, de Bankia y CaixaBank y tras tener noticia también, de las negociaciones de fusión entre el BBVA y el Sabadell.
En los últimos años, los cinco bancos españoles más grandes, controlaban el 65/70% del mercado, pero ahora, tras la última fusión y la que se puede producir en cualquier momento, la cuota de mercado podría estar próxima al 90%, porcentaje este que situaría a España como el país de la UE con mayor concentración bancaria. Esta fuerte concentración, sobrepasa unos umbrales que en otros países podrían considerarse muy preocupantes.
Creo que, a estos grandes bancos, más que el mercado español en sí, les interesa el mercado global y esto, sin duda, puede llevarnos al grave riesgo de los “bancos sistémicos”, debido a su gran tamaño y a sus fuertes conexiones con el sistema financiero mundial y este riesgo sistémico, puede representar un problema de muy difícil pronóstico. Estoy convencido que en este momento ya estamos en una clara oligopolización o si, aun no lo estuviéremos, vamos en camino de ello y esto puede generar grandes peligros, al quedar todo el negocio en unas pocas entidades bancarias.
Como todo el mundo se puede imaginar, con unos pocos bancos compitiendo en el mercado, será fácil que lleguen a una colusión de intereses que, a todas luces, a quien va a afectar, es a los clientes que van a resultar enormemente perjudicados con comisiones bancarias de todo tipo, con escasas retribuciones por el dinero depositado, así como con la fuerte reducción de las sucursales próximas al cliente. Sufrirán las consecuencias igualmente, las pequeñas empresas, al reducirse el volumen de créditos, a la vez que se endurecen las condiciones para su concesión.
En los últimos años, los comportamientos comerciales de la banca, con los problemas de las preferentes, de las cláusulas suelo, de los productos comerciales de alto riesgo que vendieron las sucursales bancarias, terminaron provocando en el ciudadano, una gran desconfianza y ahora, a todo esto, tenemos que añadir los problemas de falta de competencia y colusión. Y esto no lo digo yo, sino el propio BBVA que reconoce en un informe que “la consolidación de entidades grandes, lleva a un menor grado de competencia entre estas entidades de mayor tamaño”.
A todos estos problemas, han de añadirse los derivados de la brecha digital, ya que muchas personas de cierta edad, tras el cierre de muchas sucursales que tenían próximas, van a verse obligados a adaptarse a instrumentos tecnológicos para acceder a los servicios que la banca ofrece telemáticamente, para suplir así el cierre de muchas sucursales.
Por lo que ya estamos viviendo, el big data y las aplicaciones móviles, están fabricando una banca de proximidad virtual que va a atender tanto a ese cliente joven, más evolucionado tecnológicamente y que por eso va a operar con soltura, tanto por internet como por las aplicaciones móviles que tenga instaladas en el teléfono, como a ese jubilado que no domina bien las nuevas tecnologías y que, necesariamente, tendría que acudir a una oficina bancaria, para realizar las gestiones que precise. Me preocupa mucho tanto la alta concentración bancaria que ya tenemos y que está creando bancos sistémicos, como los negativos efectos que tiene para el cliente, tanto el cierre de sucursales, como la falta de competencia entre las entidades para prestar servicios diferenciados, que lo favorezcan y con ello pueda elegir las mejores condiciones.
Me preocupa también que algunos políticos dijeran ya en 2008 que esos bancos son demasiado grandes para caer, ya que entonces, estaban soslayando que el gigante americano Lehman Brothers cayó estrepitosamente, al igual que en nuestro país cayó Bankia, que hubo de ser rescatada, costando un pastón a todos los ciudadanos españoles.
Cuando en 2008 se escuchaba “es demasiado grande para caer”, hoy esos cinco bancos que eran demasiado grandes para fracasar, aun son mas grandes y probablemente serán aun mayores cuando, como se está viendo, probablemente sólo quedarán tres. Como consecuencia, al concentrarse todo el negocio en unas pocas entidades, todo será más fácil, tanto para la colusión bancaria, como para que tanto el gobierno español como el Banco Central Europeo, tomen medidas fáciles de aplicar a unas pocas entidades.
Creo que no es ciencia ficción si digo que, si se produjere otro colapso financiero, a la autoridad bancaria le resultaría facilísimo dirigir una orden a esos cinco grandes bancos de ahora y tres pronto, para que, por ejemplo, bloquearan todos o parte de los depósitos bancarios. Con muchas entidades operando, esto no sería tan fácil, ya que los clientes podrían moverse de una a otra, pero con unos pocos megabancos, unas pocas llamadas telefónicas serían suficientes para bloquear el sistema por completo. Creo que no es una historia de ciencia ficción, sobre cosas que pueden suceder en el futuro. Esto ya ha sucedido en algún corralito financiero. Miedo me da la manifiesta oligopolización bancaria que se está creando.