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Guillermo Díaz Bermejo

A las pruebas me remito

¿COOFICIALIDAD O MUNDO REAL?

En estos últimos días, son frecuentes y reiterativas las noticias que se recogen en los medios de comunicación, sobre las manifestaciones que están haciendo los políticos sobre la anunciada implantación de un idioma identitario en Asturias, comunidad que como todo el mundo sabe, económicamente está en un manifiesto declive.

Somos la Comunidad que mas habitantes pierde. Somos la comunidad en la que el PIB peor evoluciona. Pasamos de exportar energía, a importarla, desde el mismo momento en que se cerraron las térmicas. El peso de nuestra industria pasó de representar el 51,9% que teníamos en 1980, a tan sólo el 12,7% que es el último dato que conocemos. El empleo privado decreció un 1%, frente a un crecimiento del 14,5% que se registra en España. Otro dato más es que la deuda pública asturiana está creciendo un promedio anual del 11,5%, muy superior al promedio del resto de las autonomías.

Y con este panorama, que es el de nuestro mundo real, en el que nuestros hijos y nietos tienen que salir de Asturias para encontrar empleo (a nadie se le escapará que un joven bilingüe o trilingüe, tiene del orden del 80% de posibilidades más de encontrar un empleo en este mundo global en el que vivimos), para muchos políticos, lo importante es la cooficialidad del bable normalizado.

Mas allá de razones culturales, qué sentido tiene promocionar la llingua, cuando lo más importante a mi juicio, es promocionar el idioma anglosajón que es un comodín y que se ha convertido en una herramienta, diría obligatoria, para una comunicación universal… Incluso diría más, hasta habría que promocionar el estudio del chino mandarín, dado el gran crecimiento de esta economía a nivel mundial.

Por información que he visto, parece que en Asturias hablamos o chapurreamos el bable de modo habitual, unas 150.000 personas que es aproximadamente el 15% de la población. Se trata por tanto de un uso bastante minoritario y que además se ha ido degradando poco a poco, hasta llegar a castellanizarse. Pero es que, además, son poquísimos los asturianos que escriben correctamente en bable, llevando a que el porcentaje de los que lo escriben, no supere el escasísimo 5%.

En este estado de cosas y dentro de ese mundo global o esa aldea global que ya no tiene fronteras, la pregunta que me hago es: ¿Necesitamos que se imponga “falar n`bable porque esta va a ser la lengua cooficial en Asturias? Y en supuesto de que se impusiera la cooficialidad ¿qué bable se estudiaría? ¿El de les cuenques, el de la zona oriental, la fala del occidente? O ¿se pondrían a trabajar los estudiosos de la Academia de la Llingua para fabricar un bable común, eliminando los bables auténticos, que son los que se hablan en las diferentes zonas de Asturias?

Nuestros hijos y nuestros nietos, en vez de esforzarse o gastar energías y tiempo en estudiar bable, algo que más adelante les quitaría oportunidades en el mundo laboral, en lo que deberían de concentrarse es en hablar, además del castellano, correctamente el inglés, el francés o el chino mandarín. El dominio del inglés y de otras lenguas va a resultarles de gran utilidad y les otorgará unas competencias diferenciadas que representarán una ventaja para moverse en este mundo global.

Pero es que, además, siendo como es una lengua minoritaria y cada vez más en desuso, qué sentido tiene que algunos políticos estén dispuestos a tirar de nuestros impuestos para incrementar el gasto público de modo desmedido, ya que, como a nadie se le escapará, se necesitará contratar a muchos profesores, que no sé si los hay y probablemente habrá que formarlos, se necesitarán traductores, se necesitará enseñar a todos los funcionarios que atienden al público en las ventanillas, que hablen en bable. Se necesitará rotular todo en ambas lenguas. Y todo eso, sin duda alguna nos va a costar un pastón.

Y si esto no fuere poco, cuando en Asturias, para mejorar nuestra deteriorada economía, lo que necesitamos es abrirnos al mundo y que a nosotros lleguen empresas nacionales y multinacionales, directivos y profesionales de nivel, si nos empeñamos en volver a aislarnos tras el puerto de Pajares, qué estímulos tendrían esos directivos y esos empresarios para instalarse en Asturias, si saben que a sus hijos se les va a obligar a que estudien bable. Por qué nos empeñamos en levantar barreras lingüísticas, que, sin duda terminarán derivando también en barreras sociales. Queremos hacernos nacionalistas para que haya asturianos que como hablan bable son de la clase A y por ello optan a los mejores puestos de la Administración y otros, como no hablan bable, van a pasar a la clase B porque quedarán excluidos en muchas ocasiones.

Nosotros, los asturianos, hablemos o no bable, somos gente abierta y acogedora y lo que queremos es integrar, no separar. Por todo ello, aunque algunos políticos se empeñen, si los asturianos nos apetecen hablar de modo coloquial n´asturianu, lo haremos, porque esta es una manera de hablar de alguna gente, pero otra cosa muy distinta es saber bable, que implica además de hablar, escribirlo, y esto son muy pocos los asturianos que lo dominan. La realidad de la calle es que no parece que los asturianos estemos dispuestos a aceptar que se nos imponga el uso forzado del bable.

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Sobre el autor

El blog de un jubilado activo dedicado al voluntariado social, permanentemente aprendiendo en materia del derecho de las nuevas tecnologías y crítico con la política y la injusticia social.


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