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Guillermo Díaz Bermejo

A las pruebas me remito

OTRA MONTERADA

Otra vez más, la Ministro y no Ministra de Hacienda, Irene Montero, salió a la palestra, para soltar otra de sus magistrales majaderías y decir que” los abuelos no quieren para si sus pensiones, sino para ayudar a sus hijos y nietos”. Vamos a ver señora Montero, antes de ponerse delante de un micrófono para decir esta tontería, debería de tener una información veraz sobre el colectivo de las personas mayores, al que pertenezco, y no llamarnos despectivamente “abuelos”.

Las personas mayores, como es mi caso, tenemos vida propia y en muchos casos practicamos el envejecimiento activo, tenemos aficiones, viajamos, realizamos voluntariado social para ayudar a otras personas y tratamos de mantenernos en forma tanto física como mentalmente. Es por tanto un despropósito lo que ha dicho, ya que, en la mayor parte de los casos, no somos el sustento y apoyo de hijos y nietos. Muy al contrario, hay muchos casos en los que son los hijos los que tienen que ayudar a sus padres para darles un mínimo de bienestar.

Debería de tener usted un poco más de educación, tacto y sensibilidad. Nosotros los abuelos como usted despectivamente nos llama, no cobramos la pensión para poder ayudar a los hijos, la cobramos para vivir con cierto bienestar tras nuestra jubilación y sí es cierto que, si nuestra economía nos lo permite, en casos concretos y puntuales, podemos gastarnos cierto dinero en cubrir alguna necesidad de nuestros hijos o nietos. Es totalmente inapropiado lo que ha dicho de que “los abuelos y abuelas no quieren las pensiones para ellos”. Igual de inapropiado ha sido que las pensiones “son ayudas para pagar la luz al hijo” o “para ir al supermercado a comprar las cinco cosas que no puede comprar tu hija”. O que “las pensiones es la ayuda que le dan nuestros abuelos o abuelas a nuestros jóvenes para que puedan los fines de semana salir o se puedan comprar las zapatillas de deporte”.

Nosotros los jubilados, usamos la pensión para cubrir nuestros propios gastos peersonales, tras abandonar el mundo laboral y es bastante frecuente ver personas jubiladas que tienen serios problemas para llegar a fin de mes, o para pagar la calefacción en el invierno tras las enormes subidas de la luz o el gas. Nuestra pensión es nuestra y la gastamos según nuestros propios criterios, en lo que queremos y como queremos o cómo podemos, ya que con frecuencia las necesitamos para subsistir nosotros mismos, máxime cuando tenemos una inflación disparada y por ello necesitamos esa pensión para mantener una vida digna.

Si las personas que tienen pensiones bajas, tienen problemas para asumir sus propios gastos personales ¿cómo van a ayudar a sus hijos y nietos? Está más que claro que esta insensata ministra tiene un manifiesto desconocimiento de la situación real del colectivo de las personas mayores.

Nosotros, los jubilados, hemos cotizado durante muchos años, para poder tener una pensión digna que nos ayude a vivir con cierto bienestar, cuando finaliza nuestra vida laboral y nadie nos ha regalado nada.

La actitud de esta ministra es vergonzosa llamándonos abuelos en vez de mayores. Seguro que no se enteró de no todos los mayores tienen la condición de abuelo o abuela. Ya empiezo a estar harto de que, en vez de personas mayores, se nos llame abuelos, cuando no viejos o miembros de la tercera edad.

Yo tengo nietos y por tanto, para ellos soy su abuelo, pero me molesta muy mucho que personas ajenas a mi familia, me llamen abuelo o abuelete. Me parece un lenguaje excluyente de las personas mayores. Así que, señora Montero, retire usted esa palabra de sus discursitos.

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Sobre el autor

El blog de un jubilado activo dedicado al voluntariado social, permanentemente aprendiendo en materia del derecho de las nuevas tecnologías y crítico con la política y la injusticia social.


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