En este momento nuestro país está secuestrado por una indecente clase política, compuesta por una casta de trileros con escaño, que han transformado la administración pública en un mercado de eslóganes, favores, enchufes, fraudes y traiciones de todo tipo. En este momento, mas allá de ideologías, lo que necesitamos es dignidad y honestidad.
Tenemos un gobierno liderado por Pedro Sánchez, que, para gobernar, consigue los votos que necesita pactando con Junts, ERC, Bildu o PNV, y a partir de ahí fabrica amnistías a medida, indultos vergonzantes o reparto de dinero público a estos socios con tal de mantenerse en el sillón de la Moncloa. Tenemos una oposición del PP liderada por Feijoo, que tampoco da la talla, ya que es incapaz de construir un discurso sólido y proponer medidas concretas. Tenemos un altivo VOX y a unos deshilachados Sumar y Podemos que siguen encasillados en sus habituales delirios ideológicos.
Para esta indecente clase política lo más importante es vivir en las redes sociales y en los medios de comunicación, sembrando bulos y mentiras. El ciudadano de a pie, que madruga para trabajar y pagar sus impuestos, está harto de la situación, pero permanece en silencio.
Se oculta al ciudadano que, para conseguir sus objetivos, se negocia con moros y cristianos y hasta con el propio diablo, para llegar al poder, aunque esos pactos no ayuden en nada a los intereses de los ciudadanos que son a los que habrían de representar. Sólo persiguen sus intereses personales y de sus partidos. En España, sin ningún problema, podríamos ahorrarnos muchos millones de euros que esta indecente política gasta y que, finalmente no va a llegar al ciudadano de a pie.
Es un hecho que los partidos que gobiernan, normalmente, son los que van a ganar las elecciones y que sólo cuando lo hacen realmente mal o tienen un desgaste excesivo, es cuando las pierden y dan paso a la oposición para ganarlas. La realidad es esta y una oposición sentada tranquilamente en sus escaños, sólo criticando al contrario, pero sin aportar ninguna iniciativa real, espera la oportunidad y llega al poder para echar al contrario.
Los discursos de nuestros políticos y politiquillos, en muchos casos rozan la manifiesta patología del desdoblamiento de personalidad y se parecen a los personajes de la famosa novela de Stevenson, cuales son el Dr. Hekil y Mr. Hyde. Para supervivir en la política, actúan como auténticos camaleones para mantenerse en el sistema político.
Una vez que el político llega al poder, deja atrás todo lo que prometía en sus discursos vacíos y sólo va a perseguir sus intereses personales y de partido. Como se dice vulgarmente “puedo prometer y prometo, hasta que la meto, pero una vez metido (en este caso la papeleta en la urna) me olvido de lo prometido”.
Como dicen en Andalucía, “no se puede estar en misa y repicando a la vez”, pero, milagrosamente, los políticos lo consiguen. Pueden estar con las víctimas del terrorismo y a la vez apoyar a los terroristas. Pueden estar con la unidad de España y a la vez pactar con los independentistas. Son disociaciones harto complicadas, pero ellos lo consiguen. ¿Saben realmente quienes son y dónde están?
Creo que ya es hora de que los ciudadanos dejemos de oír cantos de sirena, dejemos de oír bulos, mentiras o mensajes huecos y empecemos a exigir a los políticos que cumplan sus promesas electorales y que, si no las cumplen, los mandemos a sus casas para que se ganen el sueldo como cualquier ciudadano de a pie tiene que hacer para vivir. Hace falta patriotismo y honradez y gente que no viva de la política, sino para la política y que entienda que España no es una tarta a repartir, sino una causa que hay que defender. Tenemos acumulada una deuda pública de 3,6 billones de € así que, mandemos a los políticos a sus casas y que sean profesionales de la gestión los que nos gobiernen. ¿será mucho pedir?