A nadie se le escapa que estamos atravesando un periodo de tiempo muy complejo, en el que la Administración de Justicia está sufriendo de modo continuado los ataques del poder político, para que se pierda la independencia del poder judicial, dejándolo sometido a su control. Estamos atravesando un ya largo periodo de tiempo, en el que se trata de ocultar la verdad, recurriendo a la ya manida afirmación de que “eso es un bulo”. Todo lo que no interesa que se oiga, se trata de convertirlo en un bulo.
Muchos de los medios de comunicación existentes en nuestro país, han dejado de informar de modo imparcial y se han convertido en meros instrumentos de propaganda de los poderes políticos. Sólo basta con leer algunos de esos medios o ver canales de televisión, para comprobar la fuerte y gran polarización que existe. Si, por ejemplo, un día como hoy que amenaza mal tiempo, yo abro la ventana y salgo a la terraza, compruebo de inmediato si llueve o no llueve, si orbaya o, si observando cómo se mueven las nubes, veo de modo directo que la lluvia se aproxima.
Pues no, ahora muchos medios de comunicación, sin ni tan siquiera mirar por la ventana, ya salen a la palestra para informar de modo intencionado sobre lo que conviene a los que les mandan y de ese modo, aunque esté lloviendo, dirán que hace un sol radiante. En definitiva, todo se ha transformado en engaño continuado, clientelismo y descarada manipulación de todo.
Y ante esta cruda realidad, ¿qué hacemos la gran parte de los ciudadanos de este país? Lisa y llanamente, nos callamos, miramos para otro lado, nos resignamos y sólo manifestamos nuestras protestas entre nuestros círculos familiares o el de nuestros amigos. Aceptamos con resignación lo que estamos viviendo y con ello, probablemente, estamos dejando a un lado la responsabilidad individual que tenemos para exigir a los políticos que sean fieles a nuestro sistema democrático, que se mantenga la autonomía de los tres poderes del estado y que gobiernen en beneficio de todos los ciudadanos y no sólo para perseguir sus intereses personales y de partido.
Cuando al mirar para otro lado, hacemos caso omiso y dejamos que el Estado maneje a su interés los derechos individuales que tenemos, estamos aceptando que se manipule nuestra vida privada, que se nos quiera imponer cómo tenemos que pensar, que metan la mano en nuestros bolsillos para con el dinero que se nos roba, pagar todos sus privilegios y todos los corralitos que están montando, mal vamos. Nuestra sociedad, si no hacemos nada, seguirá sufriendo esta grave enfermedad.
En este estado de cosas, la actitud de los ciudadanos de a pie, no puede ser la del silencio, el conformismo y la apatía. La actitud que deberíamos de tener a partir de ahora, es la de la protesta, manifestándonos de modo continuado para exigir que vuelva nuestro estado democrático y que se nos devuelvan nuestras libertades y derechos. No podemos seguir doblegados por quien nos gobierna y tenemos que defender nuestra dignidad y nuestros derechos exigiendo a los políticos de turno que vuelvan a tener los principios y valores democráticos que se requieren.
Tenemos que salir a la calle y manifestarnos al igual que lo hicimos hace algunos días por lo del peaje del Huerna, para exigir que se reduzca la enorme deuda pública que tenemos y que se ha generado para mantener a una privilegiada casta política, llena de todo tipo de chiringuitos, asesores y enchufados, para exigir que se gobierne en beneficio de los ciudadanos y no sólo para salvaguardar sus intereses personales y de partido, o para exigir que se convoquen nuestras elecciones. ¿será mucho pedir?