El pasado día 21 de Enero introduje un post titulado “Europa cierra las puertas a África” en el que ponía de manifiesto la grave injusticia que supone dar la espalda a los ciudadanos de esos continentes en los que los europeos hicimos y hacemos grandes negocios.
Hoy leo una información de EFE que da la noticia de que un grupo de ciudadanos ha convocado a través de Facebook, a los inmigrantes residentes en Europa a que secunden un paro general el próximo 20 de marzo con el que quieren demostrar el peso económico y social de este colectivo.
Los convocantes pretenden expresar también su rechazo a las medidas adoptadas por Italia y el Parlamento Europeo en materia de inmigración. Dicen que estas políticas “ponen de manifiesto la criminalización de seres humanos cuyos países han sido víctimas del expolio europeo y que, por ende, vienen a Europa atraídos por la imagen de bienestar que, en apariencia, ofrece”.
Los organizadores de la movilización han elegido la fecha del 20 de marzo, día laborable víspera del Día Mundial contra el Racismo, para “demostrar su compromiso ante el atropello que sufren sus compatriotas”.
Creo que seguimos siendo muy poco conscientes de que la grave crisis económica que padecemos va a generar fuertes tensiones con los inmigrantes, que se va a producir un importante incremento de la delincuencia callejera y que van a surgir muchos brotes xenófobos.
Si no queremos ver el problema del fenómeno inmigratorio, si no queremos ver sus causas, y si sólo nos empeñamos en criminalizarlos, en hacerlos culpables de quitar puestos de trabajo a los europeos y en hacerlos culpables de la delincuencia, probablemente lo que estaremos haciendo es agravar mas el problema.
La inmigración es, a mi juicio, una bomba de relojería que, si no sabemos manejarla bien, nos va a explotar en las manos. Con toda la crisis del mundo y con todo el desempleo que tengamos, seguimos necesitando a los inmigrantes. Nuestra economía depende de ellos en gran medida y estaremos ciegos si no queremos ver esto.