>

Blogs

Guillermo Díaz Bermejo

A las pruebas me remito

CUESTIÓN DE COJINES O DE COJONES

Por la noticia que acabo de leer en El Comercio de hoy, veo que Rodrigo Rato no tiene cojines, pero sí cojones para denunciar ante la Oficina de Consumo y reclamar 380€ a una pobre costurera a la que, en Agosto pasado, había encargado la reparación de unos cojines que estaban descosidos. Parece ser que, al haber transcurrido mucho tiempo desde el encargo, sin que el Sr. Rato pasara a recogerlos, dado que no tenía cajones para guardarlos, le estorbaban mucho en su pequeño taller de costura y pensando que el propietario ya no volvería a por ellos, decidió deshacerse de los mismos y los dejó al lado de un contenedor de ropa de Cáritas, para que esta ONG los retirara.

No voy a valorar aquí si esa costurera actuó con la diligencia debida, si fue prudente o no al deshacerse de los famosos cojines. Si yo hubiere sido el propietario de ese negocio y no conociere al dueño, o no tuviere su teléfono para avisarlo (parece que cuando se produjo el encargo, no reconoció al Sr. Rato), probablemente hubiere hecho lo mismo. Valoro en cambio que, si como parece, tenía una póliza de responsabilidad civil contratada para su negocio, la aseguradora correspondiente se haría cargo de la indemnización que correspondiera, previa valoración del daño económico causado al perjudicado y no habría necesidad de formular denuncia alguna. No entiendo por tanto las razones que mueven al Sr. Rato a montar este “sarao”. Si hubo negligencia por parte de la costurera, el reclama 380€ y la aseguradora, sin duda alguna, lo indemnizaría.

Por el contrario, voy a valorar aquí, que todo un expresidente del Fondo Monetario Internacional, exvicepresidente del Gobierno, exministro de Economía y expresidente de Bankia, decidiera presentar una reclamación contra una costurera, por 190 euros, cifra que según parece, es lo que el valora como precio de un cojín elaborado con alfombras turcas. ¡Por dinero será!  O ¿no es por dinero y se trata sólo de una cuestión sentimental a esos cojines? O ¿es que esos cojines los tenía escondidos en un cajón porque tenían guardado dentro algo inconfesable?

Sea cual fuere el caso, creo que de un modo prepotente, propio de un ex tan importante y de un imputado por todo lo que ha ocurrido en Bankia, acostumbrado a mandar, a dar órdenes y a decir ¡aquí se hace lo que yo diga!, ha decidido poner los cojones encima de la mesa y ha dicho ¡por mis cojones que esos cojines aparecen! Y si no aparecen, pongo toda mi maquinaria jurídica en marcha, y ¡por mis cojones que esa tía me la paga! Por mis cojones que llamo a la costurera por teléfono, la acojono, y seguro que los cojines aparecen. Pero esos cojines que estaban guardados en un cajón, no aparecen y entonces, por mis cojones voy a la Oficina del Consumidor, doy dos voces, pongo los cojones encima de la mesa, y empiezan a moverse, pero ¡cojónes!, los cojines tampoco aparecen.  ¡Cojones tío, que me he quedado con el culo al aire! Así que vuelvo a poner los cojones encima del despacho del abogado que me va a representar y le digo: Ala espabílate y a ver cómo sales de esto. Di que esos putos cojines eran muy valiosos, Que costaban 380€. Que soy pobre de solemnidad y necesito esa pasta, por poco que sea, que necesito hacer caja para poner la fianza que me están exigiendo los Tribunales.

A estas alturas de la película, creo que el Abogado a la que la costurera ha encomendado que la defienda contra el Sr. Rato, ha dicho ¡por mis cojones que este tio no se sale con la suya!.

Y en este dilema estamos: “Unos cojines que estaban olvidados en unos cajones y que su dueño quiere recuperar por cojones”.

Temas

Blog de Guillermo Díaz Bermejo

Sobre el autor

El blog de un jubilado activo dedicado al voluntariado social, permanentemente aprendiendo en materia del derecho de las nuevas tecnologías y crítico con la política y la injusticia social.


febrero 2015
MTWTFSS
      1
2345678
9101112131415
16171819202122
232425262728