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Guillermo Díaz Bermejo

A las pruebas me remito

HACER PAN

Que conste que esta fábula que voy a contar, no es una invención mía. A mí me la han contado. De otra parte, cualquier semejanza de la fábula, con algún país, gobierno o sistema político que usted conozca, es mera coincidencia.

Picoteando por la granja, una gallina se encontró unos granos de trigo. Cuando se los iba a comer, pensó sobre el tema llegó a la conclusión de que si en vez de comérselos sembraba esos granos, más adelante tendría pan para comer. Entonces decidió consultar con sus vecinos: Queridos vecinos “si sembramos este trigo, más adelante tendremos pan para comer”. ¿alguien quiere ayudarme a sembrarlos? Yo no, ¡estás loca! Dijo la vaca. Ni yo, tengo otras cosas más importantes que hacer, afirmó el pato. Yo tampoco, replicó el cerdito. Pues yo mucho menos, concluyó el cabrito.

Entonces, como nadie me quiere ayudar, haré la siembra yo sola, dijo la gallina. Y así lo hizo. El trigo creció, maduró y produjo unos preciosos granos dorados. Llegado el momento de recoger la cosecha volvió a hablar con sus vecinos y les preguntó ¿Quién quiere ayudarme a cosecharlos?  Yo no, ya tengo el salario mínimo garantizado, dijo el pato. Esas no son parte de mis funciones, sólo te ayudaré si me compensas por ello, dijo el cerdito. Yo no, después de tantos años de servicio, exclamó la vaca. Yo no voy a arriesgarme a perder el seguro de paro, dijo el cabrito.

Ante tanta negativa, contrariada, la gallina exclamó, ¡entonces yo misma lo haré! Recogió la cosecha, molió los granos y volvió a pedir ayuda a los vecinos para hornear el pan. Yo hui de la escuela y no aprendí esas mariconadas dijo el pato. Me mantengo con el paro, dijo el cerdito, yo no puedo arriesgar mi pensión por enfermedad, refunfuñó el cabrito. Sólo si me pagan horas extras, exclamó la vaca.

“Entonces, yo misma lo haré” – exclamó la pequeña gallina. Cocinó 5 panes y los puso en una cesta para que los vecinos los vieran. De repente, todos los vecinos de la granja empezaron a pasar por delante y como querían pan, pedian un bocado. La gallina simplemente dijo: –  “¡No!, voy a comermelos yo sola”.

Lo quieres todo para ti. ¡usurera! Grito la vaca. Sangijuela capitalista, exclamó el pato. Yo exijo igualdad de derechos, grito el cabrito. El cerdito gruñó: La paz, el pan, la educacion, es de todos. El Pueblo tiene derechos. Todos los membros de la granja colocaron carteles y pancartas diciendo “injusticia” y desfilaron protestando contra la gallina, gritando obscenidades y lanzando toda clase de improperios.

Llamaron a un alto funcionário del gobierno y este rapidamente fue la granja a reprender a la pobre gallina: – “Usted, gallina, no puede ser así, tan egoísta. Usted fabricó pan en abundancia ¡y por eso tiene que pagar muchos impuestos!”
– “Pero yo gané ese pan con mi própio trabajo y  sudor” – se defendió la gallina. Los otros no quisieron trabajar, replicó resentida. Exactamente, dijo el funcionário del gobierno. Esa es la ventaja de la libre competencia. Cualquier persona o empresa, puede ganar lo que quiera. Puede trabajar o no trabajar. Pero, de acuerdo a nuestra moderna y progresista legislación, la mas moderna y adelantada del mundo mundial, los trabajadores mas productivos tienen que dividir el producto del trabajo con los que no hacen nada. Este es el socialismo mas moderno del mundo y para eso, amiga gallinita, tienes que contribuir al erário público con el IVA, el impuesto a la gasolina, los peajes en las autopistas, el impuesto a los rendimento del trabajo, el impuesto de sociedades y otras contribuciones y tasas. Eso tiene que servir para pagar los sueldos de los políticos, los diputados y senadores, alcaldes y concejales. También va a servir para garantizar la salud de todos los membros dela granja, su educación, la seguridad ciudadana y la justicia de esa bonita granja. Esta nuestra granja, tiene que ser la mejor del mundo. Vamos a ser la envidia de todas las granjas.

Y todos empezaron a vivir muy felices, inclusive la pequeña gallina, a quien no le quedó más que sonreír y cacareando dijo:“Que alegría más grande, que suerte de vivir en una granja como ésta. Pasó un tiempo y ahora todos los vecinos se preguntan ¿qué le habrá pasado a la gallina que nunca mas hizo pan?.

 

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Sobre el autor

El blog de un jubilado activo dedicado al voluntariado social, permanentemente aprendiendo en materia del derecho de las nuevas tecnologías y crítico con la política y la injusticia social.


junio 2015
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