Según los datos que refleja el último estudio sobre los “indicadores de buen gobierno de las empresas del Ibex 35” los primeros ejecutivos de estas empresas elevaron sus retribuciones totales en un 80%, los consejeros un 30% y el conjunto de sus directivos un 16,3%. La media de las retribuciones de los ejecutivos de las empresas del IBEX fue de 90 veces el salario medio de los trabajadores y la de los consejeros delegados 158 veces más.
En sentido contrario, entre 2009 y 2014 los salarios de los trabajadores españoles sufrían una reducción media del 5,3%. Igualmente, según datos de Eurostat, entre 2008 y 2014 el porcentaje de personas en riesgo de pobreza o exclusión social subió 5,7 puntos en nuestro país, hasta situarse en el 29,2% de nuestra población. 3,2 millones de personas están en situación de pobreza severa, lo que nos coloca en el grupo de los países europeos de mayor nivel de pobreza. Es evidente por tanto que la crisis ha incrementado la desigualdad y ha provocado un empleo de peor calidad.
Ya no estamos hablando por tanto de pobreza en el tercer mundo. Estamos hablando también de la pobreza que existe en los llamados países ricos y más concretamente en nuestro país. Continuando con los datos de Eurostat, en este momento España es el segundo país más desigual de Europa, empatados con Rumanía y sólo superados por Bulgaria, pero con una diferencia importante ya que desde que comenzó la crisis, la desigualdad disminuyó en Rumanía significativamente, al tiempo que permaneció estable en Bulgaria.
Es indudable que el resultado de las políticas que se aplicaron durante la crisis, es un manifiesto incremento de la brecha entre ricos, asalariados y pobres. Parece más que evidente que las políticas exigidas por los dirigentes comunitarios, aplicadas aquí por nuestros gobiernos para implantar reformas laborales, son las que han generado este incremento de la desigualdad. La evolución salarial negativa y la reducción de las prestaciones sociales, son las causas principales del incremento de la desigualdad. Los elevados niveles de desempleo con políticas erráticas en materia laboral, fiscal y presupuestaria nos han llevado a que en España tengamos trabajadores pobres ya que mientras que la reducción media de los salarios quedó situada en un 5,3%, conforme a las últimas encuestas del CIS del pasado mes de Diciembre, del orden del 10% de los trabajadores con menos ingresos perdieron nada más y nada menos que el 25,6% de su poder adquisitivo, lo que nos lleva a tener trabajadores con empleo y sueldo y aun así viven bajo el umbral de la pobreza.
Creo que estos fríos datos son más que suficientes para exigir al nuevo gobierno, si alguna vez toma posesión, que ponga en el centro del debate político este problema. Las políticas de austeridad exigidas por Bruselas y aplicadas primero por el gobierno de Zapatero y después por el de Rajoy, han generado una clara devaluación interna en los países endeudados como ha sido nuestro caso.
Todas las políticas se han centrado en las clases trabajadoras, pero nada se ha hecho con las grandes empresas que siguen siendo las que menos impuestos pagan. No se ha hecho nada con las grandes fortunas que siguen teniendo a su alcance todos los mecanismos que necesitan para la elusión fiscal. No se ha hecho nada con los directivos de las grandes empresas que se van a sus casas con prejubilaciones multimillonarias. No se ha hecho nada con los directivos de las Cajas de Ahorro quebradas y que previamente habían sido saqueadas por ellos. No se ha hecho nada para aligerar el gasto público eliminando los privilegios de los políticos protegidos por las puertas giratorias. Además de lo injustas que han resultado estas políticas impuestas en Bruselas y aplicadas aquí por nuestros gobiernos, han resultado un fracaso desde el punto de vista económico y social.
Estas políticas sociales enormemente regresivas en cuanto a la redistribución de las rentas, centradas sólo en las clases trabajadoras y en las que además han provocado un fuerte castigo en los salarios más bajos, estas políticas fiscales que prácticamente no han tocado nada del sistema actual y que han generado que la mayor carga fiscal caiga sobre las clases medias trabajadoras, que no han luchado adecuadamente contra el fraude y la elusión fiscal y que han recortado las prestaciones sociales, son las que indudablemente han provocado este alarmante aumento de la desigualdad y la pobreza en España.
De nada sirve que el gobierno en funciones haya subido el salario mínimo interprofesional –uno de los más bajos de la Unión Europea- un 1%, porcentaje este que no recupera el poder adquisitivo perdido en los últimos años. Cuando lo que procedía era que el Gobierno pusiera este problema en el centro del debate político, lo que se está haciendo es intentar formar un nuevo gobierno y probablemente terminar con la convocatoria de unas nuevas elecciones. La lucha contra el desempleo, la pobreza y la desigualdad, ahora no es prioritario. Lo prioritario es defender posiciones en las guerras de poder político y de partido.
Apaga y vamos.