RYANAIR HA MUERTO.
¡VIVA RYANAIR!
He estado pensando mucho estos días si meterme en este “fregao”. En primer lugar porque uno puede escribir sobre algo mucho más sencillo, de menor polémica, como el nuevo novio de Carmen Martínez Bordiú, y nos echamos unas risas, y en segundo lugar porque sé que alguno de ustedes desconfía abiertamente de Ryanair, a causa de sus dudosos métodos de vuelo, y sin duda no van a coincidir con lo que tengo pensado transmitir.
Pero soy un firme defensor del vuelo low cost. Antes volaba a Madrid o Barcelona desde Santiago del Monte por 25.99 €. A partir del 1 de abril, si quiero hacerlo, debo pagar 340 € a la única compañía que lo hará en monopolio, con lo que podrá pedirme eso o lo que estime. Vuelo habitualmente a Milán, pero lo hago desde Santander, donde viajo, como, reposto gasolina, compro en grandes superficies y, en ocasiones, duermo en hoteles cercanos al aeropuerto. Dinero que gasto en la vecina Cantabria, porque en mi tierra no hay vuelos a Italia a precios razonables.
Pero bueno, seguía dispuesto a callarme. A seguir viajando a Santander, Valladolid, o Bilbao, y dejar allí el dinero que mejor estaba en el comercio de mi Asturias, pero que no me dejan gastarme aquí. Pero con todo y con eso, dispuesto a morderme la lengua sin discutir. Iba a empezar a comentar con ustedes el nuevo novio de la “nietísima” y pasábamos un sábado tranquilo.
Pero entonces llega Chano el maestro (perdón, D. Graciano Torre, Consejero del Gobierno del Principado de Asturias) y cuando le preguntan si lamenta que se vaya Ryanair suelta la primera patochada que se le ocurre. Y dice que “peor sería que cerrase Alsa”. Sin duda, y peor aún que en el año 2013 se volviera virulenta la gripe española que diezmaba poblaciones a principios de siglo y asolase desde Castropol hasta Ribadedeva. O que el Tsunami que se llevó Phuket una Nochebuena tuviera su réplica ahora en la playa de Rodiles. ¡Vamos hombre, que este señor es Consejero de un Gobierno!. ¿Eso es todo lo que nos tiene reservado?
¿ Acaso no sería el momento de plantearse gastar algo del dinero público que muchas veces se invierte en dudosos proyectos en mantener la frecuencia de unos vuelos necesarios para los asturianos?. Para potenciar el comercio, la hostelería, la industria, las inmobiliarias … ¿Y esto no se le ocurre al Gobierno o sus sesudos asesores?. ¿A qué están dedicando entonces su tiempo y por qué cobran un salario de mis impuestos?.
Los números son tozudos. Hace unos años, con el boom del turismo rural, nuestras importaciones de turistas en ese sector aumentaron un 40 % y la “España Verde”, integrada por Asturias y Cantabria principalmente, se llevó tantos turistas, en porcentaje, como la mismísima Marbella. El año pasado, un 30 % de los turistas europeos que conocieron Asturias por primera vez lo hicieron gracias a los vuelos low cost.
Sin embargo eso no parece importar. Jamás el Gobierno de Asturias se planteó siquiera sentarse con la primera compañía del mundo en vuelos de este tipo y plantearle algo. Parece que es indigno negociar con alguien que nos ha estado trayendo dineros y turistas durante años. Es mejor decir sandeces como la de ALSA, empresa asturiana de la que uno se siente orgulloso, pero incomparable por sector y tipología de viajeros conla Ryanairque hemos dejado marchar mientras le escupíamos por la espalda.
Los hoteles ya han tenido cancelaciones, los restauradores de toda Asturias claman por las pérdidas que prevén, y supongo que los taxistas del aeropuerto, que pagan su licencia a precio de oro, tienen que estar encantados con un gobierno que se cruza de brazos y mira con despecho a una compañía aérea que nos abandona.
Solamente coincido con el Consejero en una cosa. Hubiera sido peor que cerrase ALSA. Porque en este caso, este Gobierno autonómico, incapaz de ofrecer nada, preso de sus cuitas, inhábil para dar soluciones, y, esclavo de sus ideológicos pragmatismos tan alejados de la realidad diaria, tampoco habría sabido aportar solución alguna.
Iba a decirle al Sr. Consejero que se volviera a la escuela. Pero sinceramente, está mejor aquí, aunque tengamos que pagarle el sueldo entre todos. Si a los niños les va a aportar conocimientos como los que exhibe públicamente en su labor política, no podemos hipotecar a las futuras generaciones con semejante prenda.