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Iván de Santiago González

Lecturas Voluntarias

ARTE SIN ÍNFULAS

 

 

 

            Hace apenas tres años, en aquellos tiempos que ahora no podemos recordar sin relamernos, recuerdo haber viajado a Madrid en dos ocasiones, una de ellas bajo los rigores del estío de Julio, únicamente para ver la exposición de Hopper en el Thyssen. Otra vez, saliendo de Milán, nos animamos a dirigirnos a Londres, donde exponían, temporalmente, nueve cuadros de Jack Vettriano, otro de mis pintores de cabecera.

 

            Eran otros tiempos, sin duda mejores. Ahora, cuando la gente pasa verdadera necesidad, nos parecería obsceno pensar en situaciones como las que el Arte nos permitió disfrutar hace menos de un lustro. Ni las Salas programan como lo hacían, ni los grandes museos se gastan sus fondos en traer lo mejor que se puede encontrar en Europa, y, finalmente, nuestras cabezas se ven centradas en otros asuntos, mucho más perentorios, que la contemplación de las obras de quienes saben plasmar nuestra realidad, o su imaginación, en un lienzo.

 

            Ahora, lo realmente milagroso, es que las pequeñas Salas de Arte sigan programando. Admiro con fervor Cimentada, Murillo Cervantes, el Banco Herrero ola Salade Exposiciones del BBVA enla CalleSanFrancisco, donde uno puede seguir viendo grandes obras, mientras fuera llueve, nieva y no tiene pinta de parar. Y mientras somos un poquito más pobres, a base de esfuerzo, al menos llenamos el alma de modo gratuito.

 

            Así que quienes siguen creyendo que hay que contar cosas, y lo hacen en forma de poesía, novela o lienzo, siguen buscando sus modos y sus sitios. El pasado sábado tuve ocasión de asistir a la exposición colectiva denominada “Equis”, donde veinticuatro jóvenes artistas (la edad del artista no importa nunca, siempre se es joven mientras se pinta joven) nos obsequian con obras frescas, desapegadas de tópicos, sin ínfulas, con la humildad que se esconde tras los pinceles de quien disfruta pintando cada jornada. Paisajes urbanos y campestres, detalles íntimos de madres e hijos, cuerpos de mujer desnudos que abren el apetito,  o imágenes postmodernas que acaso signifiquen una cosa para cada uno de sus visitantes. Porque, como en la lectura de un libro, la relación pintor – visitante, es única  y personal en cada ocasión en que alguien observa un cuadro.

 

            Acaso sin los misterios que Javier Sierra nos cuenta sobre las obras del Museo de El Prado en su última novela (muy recomendable por cierto, para el que quiera aprender lo que no cuentan los libros que hasta ahora nos guiaban por el museo) pero con sencillez y maestría al mismo tiempo. Y en un lugar especial, alejados del silencio que nos da cualquier Sala de Arte. En un bar, “La Antigua Estación donde comparten su espacio con el de la música, que no es sino otra forma de arte, con el muchacho que pretende cautivar a la chica junto a la barra. Cerca del individuo que ya ha bebido mucho y precisa irse a casa. En la calle, que es donde ellos miran para pintar, es donde quieren ser expuestos. Cerca de aquellos a los que reflejan en sus cuadros, es donde desean ser observados.

            Sus nombres quizá no nos suenen hoy: Lucía Villa, Marisa Domínguez, John Jairo García, Desi Cuerdo … pero quizá lo hagan mañana. Esperemos que lo hagan mañana.

 

            Solo espero que, dentro de muchos años, cuando yo pueda seguir dirigiéndome a ustedes desde estas páginas porque aún tenga cosas que contar y porque EL COMERCIO me siga regalando esta atalaya, pueda contarles que ya todo cambió. Que podemos pagar aviones y hoteles solamente por el placer de ver una exposición.

 

            Y que acabamos de coger uno para ver una magnífica exposición de uno de aquellos chicos de los que, hace años, cuando todo se desmoronaba y lo manteníamos entre todos sujeto con pinzas, exponían en un bar sus primeros cuadros.

 

            Ojalá. Es un sueño bonito. En estos tiempos, soñar es de lo poco que nos queda gratis.

 

 

 

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Sobre el autor

Abogado y escritor. Grafólogo. Presidente de la Sociedad Asturiana de Grafología. Profesor de la Escuela de Práctica Jurídica y del Máster en Abogacía de la Universidad de Oviedo. Autor de cinco novelas publicadas y ganador de varios premios de relato. Exconcejal del Ayuntamiento de Oviedo en el período 2007-2011.


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