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Iván de Santiago González

Lecturas Voluntarias

TERRITORIO SIN LEY

 

 

 

            En un lugar de España, de cuyo nombre es fácil acordarse, no ha mucho que vivía un individuo barbado que asaltaba supermercados y se llevaba las viandas por la fuerza, forzando a quien fuera preciso y sin pagar el estipendio preciso para la obtención de las mismas.

 

            Cuenta la leyenda que, en esa misma tierra, existía una línea de costa con viviendas edificadas a menos de50 metrosde la línea del mar. En la superficie que se albergaba desde Caños de Meca hasta Algeciras, más de 4.000 casas carecían de licencia alguna, ni tenían agua corriente o luz en condiciones legales.

 

            Se dice que, pese a estar fuera de la ley, ante la constante presión de los ciudadanos, se recogía la basura y se cobraban tributos inexistentes por viviendas ilusorias, así como se toleraba que la luz se enganchase a los postes públicos ante la imposible rebeldía de las compañías suministradoras.

            Allí, donde el sol quemaba cada mañana, han llegado noticias de que cientos de miles de millones de los tributos que se recaudaban eran usados por algunos gobernantes y sus amigos para fingir que otros trabajaban, o, directamente, para gastarlos en vicios. Pasaron años hasta que nadie hizo nada al respecto.

 

            En esa misma tierra, donde la ley parecía ser un papel sin fuerza alguna, los gobernantes, aburridos hasta el hartazgo de su propia inacción, decidieron una mañana que sus propias leyes, las que no aplicaban, tampoco servían para ellos mismos. Y esa aciaga mañana, con la presencia de los escribanos, anunciaron por medio de los voceros que expropiarían las viviendas que consideraban de los poderosos, contraviniendo los más básicos derechos de quienes las habían comprado o las habían adquirido ante el impago de las sucesivas cuotas del dinero que habían entregado previamente en préstamo.

 

            Esta historia, que podemos escribir en castellano antiguo o en idioma de whats app, si lo deseamos, la vivimos estos días en este país nuestro llamado España, en nuestra soleada Andalucía, que se ha convertido en un nuevo Far West.

 

            Ahora, el gobierno de socialistas y comunistas, orgullosos de sus actuaciones ilegítimas, se deciden a expropiar las viviendas que entienden vacías, para entregarlas a familias que, dicen, se encuentran en “situación de necesidad”. Preguntada la soberbia Consejera al efecto, no es capaz de concretar cuál es el concepto de vivienda “vacía” ni qué requisitos han de reunirse para acceder a las mismas.

 

            Ya nadie está seguro en un lugar donde nada es predecible. La “legalidad” y la “seguridad jurídica”, conceptos de los que las sociedades modernas presumen desdela RevoluciónFrancesa, han pasado a ser lujos al servicio del capital. Aquel que tuvo el arrojo de guardar su dinero e invertirlo en una propiedad y al que la actual ley de arrendamientos no le inspira garantías, ya no puede pagar sus impuestos locales, tributar por ella en el IRPF y simplemente esperar a que vengan mejores tiempos. Ahora tendrá que buscar la picaresca de que alguien la ocupe, porque si no, los todopoderosos que velan por el pueblo, y a él no le considerarán parte del pueblo, le privarán de su propiedad. Así de simple. Así de ilegal. Así de injusto.

 

            Hace unos meses nos echábamos las manos a la cabeza porque en Bolivia se “nacionalizaban” (este es el verbo que se utiliza para el robo que perpetra el Estado, no se lo pierdan) las acciones de IBERDROLA. El argumento entonces era que el pueblo Boliviano no podía ceder a las presiones del capitalismo. Idéntica solución populista adoptaba Argentina con IPF. Pero eso era entonces.

 

            Ahora son los nuestros. Nuestros representantes públicos los que expolian la propiedad privada, ignorando las leyes de las que nos hemos dotado. Si este es el país que pretenden crear, se equivocan. Cuando las cosas parecen querer hundirse, solamente nos queda la serenidad, la responsabilidad y el respeto a la ley.  Obviarlo todo para arañar cuatro votos puede costarnos un precio muy caro. Es una pena que algunos crean que son los dueños del presente y que todo vale a su arbitrio.

 

            Estos días se rumorea en Internet que la única diferencia entre Andalucía y Bolivia es que comienzan por distintas letras.

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Sobre el autor

Abogado y escritor. Grafólogo. Presidente de la Sociedad Asturiana de Grafología. Profesor de la Escuela de Práctica Jurídica y del Máster en Abogacía de la Universidad de Oviedo. Autor de cinco novelas publicadas y ganador de varios premios de relato. Exconcejal del Ayuntamiento de Oviedo en el período 2007-2011.


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