Para quien aún no lo sepa, eso que lleva el rimbombante nombre de UNIÓN DE CONSUMIDORES DE ESPAÑA, no es sino una asociación privada para cuya afiliación han de desembolsarse cuotas periódicas. No tienen pues más representación que la de aquellos miembros que voluntariamente se adhieren a la misma. Del mismo modo que aquellas mercantiles que se constituyeron con nombres como “DEFIENDE TUS DERECHOS S.A.” o “APOYO A LOS ESTAFADOS S.L.”, hay que mirar un poquito detrás para ver qué tenemos.
No digo que no hagan cosas útiles, que sin duda las harán, pero en lo que les he conocido por mi experiencia profesional, se han limitado a pedirle a un empresario del textil que, sin ticket, devolviera a un cliente el importe de una chaqueta adquirida 120 días antes y que el cliente reconocía que se había olvidado de cambiar y que ni siquiera recordaba con seguridad que la hubiera adquirido en aquel establecimiento.
Esta asociación, ninguneada cada día más por los poderes públicos, al haberse convencido que solamente defienden aquellas causas que les interesan, intentó recuperar algo de protagonismo a base de meterse con las entidades bancarias por las cláusulas suelo, los swaps, o las preferentes. Pero, lentos y acomodados, perdieron la batalla y el protagonismo con otras entidades más jóvenes pero más frescas, y sin duda con conocimiento más especializado, como AUSBANC o ADICAE.
Así que su papel actual – y crean que lo lamento, porque la defensa del Consumidor, bien hecha, debería ser esencial en nuestra legislación y nuestra realidad – se ha quedado en intentar llamar la atención con declaraciones histriónicas de todo aquello que acaece en la realidad y en lo quela UCEpretende participar, del modo que sea, a ver si recaba adeptos.
La última de la UCEASTURIAS, en palabras de su Presidente y portavoz, D. DACIO ALONSO (no sé si hay alguien más en dicha asociación, nunca he visto a nadie y no conozco a su nadie que a su vez me haya referido la existencia de otras personas) es que el Gobierno asturiano no ha de poner un solo € para que existan aerolíneas de bajo coste, sino que han de pagarlas los empresarios de hostelería “de su bosillo”. Tal como lo oyen, sin rubor alguno.
Así que nada, los empresarios de hostelería, que han visto cómo sus negocios han menguado de modo sensible a causa de la crisis general, ahora tendrían que pagar a todos los asturianos para que tengamos aerolíneas low cost. Esta es la misma UCE que hace meses denunció en monopolio de Iberia en los vuelos a Madrid. Y en su momento estuve de acuerdo con ellos. Ahora, igual que dicen blanco, dicen negro. Peor aún dicen que negro y que para que sea blanco, que lo paguen otros.
¿Alguien en su sano juicio puede decir una cosa similar y no esconderse de por vida? ¿Por qué motivo un propietario de una sidrería tendría que pagar parte de mi billete de avión a Madrid para mañana miércoles? ¿No será, en todo caso, una labor del Ejecutivo que los asturianos tengan derecho a volar a precios razonables o que otros puedan venir a trabajar o por ocio sin llorar cada vez que pagan el billete?.
Quizá lo que nos dicen pueda ser simpático, por verlo de algún modo, pero carece de racionalidad. Supongo que los empresarios hosteleros le estarán muy agradecidos ala UCE, que entiendo los ven como todopoderosos terratenientes que regentan prósperos negocios de venta de viandas. Lo que ahora hay son menús del día de 7 € que mantienen los negocios, en su mayoría familiares, a duras penas. Pero para saberlo, hay que caminar por la calle y salir de un despacho donde parece que solamente se piensa en lo próximo que hay que decir para ganarse un espacio en un periódico.
Solo creo que se debe pensar que el día que no haya empresarios, tampoco habrá trabajadores. Al ritmo de convocatoria de plazas públicas que ahora padecen nuestras administraciones, el día que no haya hostelería, y textil, zapatería, y profesionales, nadie podrá creer empleo. Y quien no trabaje, no consume. Y sin consumidores, las asociaciones que decían representarles, carecen de sentido.
Piénsenlo la próxima vez antes de gritar curiosidades con efectos únicamente propagandísticos.