HA VENIDO CALATRAVA … Y SIGUE LLOVIENDO
En estos tiempos de resaca, cuesta enormemente pagar la factura de la fiesta. Las botellas de champagne se descorcharon sin criterio, se bebieron sin mesura, y cuando apareció el tabernero, tiempo después, nadie tenía en los bolsillos suficiente para pagar siquiera los canapés.
Cuando comento con clientes en mi despacho profesional los desmanes que en otros tiempos se acometieron y pregunto el motivo de aquel derroche, siempre me responden lo mismo: “porque se podía”. Y era verdad que se podía. O creíamos que se podía, emborrachados en el licor del triunfo.
En Oviedo también se podía. Y acostumbrados al agrio sabor del compango, decidimos comer angula. Y por eso nos trajimos a Calatrava, para diseñar un edificio que quedase enla Historia.Paraque Calatrava nos pusiera en la órbita de las grandes ciudades donde el arquitecto ha configurado gran parte de su esencia urbana. Porque se podía. Porque eran tiempos de borrachera, de ínfulas que podíamos atender.
Ahora ha aparecido el tabernero con la factura. Y el edificio cuesta mucho dinero y encima parece defectuoso (siempre presuntamente, ya saben, que está sobre la mesa del juez y no soy yo quien para prejuzgar un asunto de tal enjundia). La promotora le ha demandado por defectos de obra, concretados en múltiples aspectos, pero sobre todo en la visera, la enseña arquitectónica del edificio, que ahora parece que no abre. A su vez el arquitecto ha demandado a la promotora pidiéndole una millonada en honorarios. El pleito que todo abogado soñó.
Y es que en tiempos de pago de facturas, todo nos parece caro. Pero es más sencillo que todo eso. ¿Acaso no han mirado la estadística de lluvias del presente 2013?. Ha sido el año más lluvioso de los últimos setenta. Y no porque antes haya llovido más, sino simplemente porque no se conservan registros. El tiempo meteorológico ha asumido que debe sazonar la gris realidad con tormentas, fríos y niebla perpetua. Porque este mayo no se diferencia del pasado noviembre en nada. Solamente que ha pasado un poco más de tiempo, y, aunque no lo crean, estamos más cerca del final del túnel.
Así que no hay que buscar lógica jurídica. Calatrava conoció Asturias, vio cómo andaba la cosa por aquí, vio que las empresas han ido desapareciendo, que la región atraviesa una crisis aún mayor que otras, si cabe, y que el tiempo meteorológico no tenía pensado premiar con sol nunca más. Y, entonces, en eso que se llama “modificaciones de obra”, decidió que para qué iba a moverse la visera, que aquí llueve mucho, y a ver si entra el agua y se empapa todo.
Ya saben, tomémonos la realidad un poco a chanza, porque, en caso contrario, no nos levantamos de la cama. Se lo digo yo, que me cuesta todos los días, aunque cada día me digo que nos debemos a los demás, y que si no nos convencemos a nosotros mismos, difícilmente lo haremos con los otros.
Eso sí, siempre hay cosas que animan. El pasado jueves, a eso de las 8 de la tarde, un rayito de sol iluminabala Plazadela Catedral.NuestraSeñora dela Esperanzaprocesionaba entre sus fieles. Quizá su ayuda nos sea más necesaria que nunca. Si no creen, quizá sea buen momento para empezar, por si acaso, como decía el ateo que pidió confesión en su lecho de muerte.
Ya saben lo que afirmaba Michael Bloomberg, exalcalde de New York y dueño de una de las grandes empresas bursátiles del mundo: “Creemos en Dios (In God we trust). Para todo lo demás están los datos”. De momento los datos no nos ayudan. Creamos, al menos, en que lo harán en algún momento cercano.