Hace escasamente mes y medio, los jurados del premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales premiaban a la socióloga Saskia Sassen por su trayectoria en la materia. Esta holandesa fue la creadora de la idea de “ciudad global” que ha pasado de mito a realidad de la civilización moderna, donde todo en el mundo se cuece en el mismo recipiente, donde todos estamos en todos los sitios a todas las horas, donde cada uno comparte, en tiempo real, sus experiencias, sus inquietudes, sus dudas que otros resuelven, sus fotos que otros aprecian, sus momentos que otros disfrutan.
Cuento siempre como ejemplo que un cliente mío, de 83 años, que vive en Boal, precioso pueblo de la geografía asturiana, pero que nunca ha gozado de excelentes comunicaciones, hace un par de meses, cuando se estaba en pleno proceso de permuta de las preferentes, me llamó para decirme que me había mandado la documentación que le pedí, que ya la tenía en mi correo. Cuando no la encontré, lo primero que pensé fue, claro, este hombre bastante hace si se conecta, como para adjuntar archivos a un mail, teclear correctamente la dirección y enviarlo. Le llamé y le dije que algo debía haber hecho mal, pues no hallaba el mail en mi correo. Me respondió que no, que le había entendido mal, que me lo había remitido a mi perfil de Factbook. Colgué sabiendo que ya todo es posible en el mundo global de la comunicación, que todos somos una misma aldea y que ni la edad, ni la formación, ni la ubicación son obstáculo para una máquina que nadie puede parar.
Ahora el Casino de Gijón se viene a Oviedo. En estos días se tramita enla JuntaGeneralla legislación especial que permitirá que una de las enseñas de Gijón crezca en a la capital. Discusiones aparte sobre las eventuales bonificaciones – que ya les adelanto que cuentan con mi plena aquiescencia, porque a quien crea empleo y mueve dinero en estos momentos no habría que subvencionarle, habría que poner su nombre en el callejero – habrá una nueva sala de juego en Oviedo, un apéndice del negocio que en Gijón ya lleva casi un decenio.
Por el contrario, una de las banderas de Oviedo, su Ópera, viaja a Gijón. Hace unos días firmaba su presidente un convenio con el Ayuntamiento. En la capital de la costa verde verán las funciones que llevan años convirtiendo al Campoamor en epicentro cultura de la lírica.
Y yo soy de los que piensan que hay que “coompetir”, que es el verbo que se ha desarrollado para, en tiempos de premura, llegar a buen puerto sin que la noche nos ciegue. Corremos todos en la misma dirección, pero si nos damos la mano, quizá no nos perdamos en la niebla. Acabaremos todos así en la meta, y, si es necesario, compartimos el premio.
Así que de eso se trata, de compartir cosas que nos han ido bien para hacernos más grandes. Y dos ciudades que llevan años reprochándose la capitalidad,la Catedralyla Playa, el Campoamor yla Laboral, Isabella Católicao Campo San Francisco, el Sporting de segunda o el Oviedo de segunda B, han aprendido que del reproche solo aprenden los perdedores.
Y han aprendido a compartir para crecer. Y eso es un avance que merece nuestra columna de este sábado. Y merece que este que les escribe, tras el desayuno, se vaya al Botánico, que hace mucho que no lo veo, a una librería de viejo que hay en Gijón en la que siempre encuentro joyas a precio de un café y a comer a alguno de los grandes restaurantes de Cimadevilla. Por la tarde, un paseíto por la playa. Este ovetense y oviedista hasta la cepa, está orgulloso de pasar el día en Gijón, porque las dos grandes ciudades de Asturias han logrado aprender que juntos somos más.