Hace unos años asesoraba a una comunidad de propietarios en un proceso judicial y, en tal calidad, fui invitado a exponer el asunto enla JuntaOrdinariade la comunidad. Diré en su descargo que era un municipio pequeño de Asturias, un barrio empobrecido y con gente a quien no sobraba la formación. Pero tampoco conocían el civismo. La presidenta de la comunidad, investida por sí misma de alguna autoridad mucho mayor que la que le otorga la ley de propiedad horizontal, decidió echar al administrador “in viva voce” en el medio de la reunión Le dijo que se fuera, que allí no le quería ver y que no volviese más. El administrador, entre sorprendido y aturdido, recogía los bártulos y papeles para marcharse cuando la presidenta le indicó que de papeles nada, que de allí se llevaba solo el bolígrafo, que los papeles eran de la comunidad. Un vecino intentó mediar y otro le empujó tirándole al suelo. Comenzaron los insultos, el administrador intentaba irse y llevarse sus carpetas mientras que dos vecinos ya habían comenzado el cuerpo a cuerpo. Me fui de allí, avergonzado, pasadas las diez de la noche, cuando la policía local había tomado, más o menos, control de la situación.

            Creía uno, en su positivismo de tendencia natural, que estas cosas pasan en riñas de vecinos, de lugares pobres, con gente poco preparada, y que la incultura es un mal que con los años solamente empeora. Pero bueno, al ignorante, además de tenerle todo lo lejos que se pueda, quizá deba uno comprenderle.

            Esta semana, dos ediles del Grupo Municipal de Foro Asturias en el Ayuntamiento de Oviedo fueron cesados de sus responsabilidades de la noche a la mañana. Se les dijo, como al administrador de mi historia, que a largarse, que por allí no les querían ver. Al parecer, intentaron llevarse sus papeles y pidieron inmediatamente otro despacho (eso sí, despachos que no falten, eh?, no sea que parezca que uno es un muerto de hambre …). Los otros, sus compañeros hasta ocho horas antes, dijeron que de papeles nada, y comenzaron a acometerse físicamente. Dicen los que lo vieron que el incidente solamente concluyó cuando la policía local había tomado, más o menos, el control de la situación.

            ¿Les suena la película?. Es fácil, la habíamos contado dos párrafos antes. Pero con otros protagonistas, a los que podíamos disculpar. Aquí, no solo no disculpamos sino que acusamos. Esta imagen de los que nos gobiernan nos avergüenza. Unos con los papeles, otros con los despachos. Unos que les expulsan, los otros que se van a la condición de concejales no adscritos, sin pérdida de derechos económicos… ¡Cambian los collares, son los mismos los cánidos!

            ¿No era FORO el partido que, no siendo tal, iba a dar autonomía absoluta a sus juntas locales? ¿A qué viene entonces una injerencia dela DirecciónGeneralde este tipo en la actividad municipal? ¿Cabe mayor ridículo que el de una formación que, en dos años, echó a su líder por la puerta trasera y ahora aparta a otros dos a empujones? ¿Sinceramente nos merecemos tanta mediocridad?.

            Quienes venían a reformar el panorama político han demostrado que uno se aferra a lo que sea para no perder el cocido, se lo gane o no. Quienes prometían que de lo que habíamos visto hasta ahora, nada de nada, resulta que hacen las cosas bastante peor que los que ya existían. Los que acusaban  a otros partidos de complots que les impedían gobernar a los asturianos preparan complots contra sus propios ediles. ¡Qué pena, de verdad!

            Ahora nos queda poco que hacer. Aguantar un año y medio de prostitución  democrática, con una situación siempre particular, como la de los ediles no adscritos, que nunca ha dado buenos resultados en la casa de todos los ovetenses, y luego, cuando pase ese tiempo, intentarán que se olviden estos ridículos y volverán a contarnos lo mismo, que son los nuevos, los que vienen a esto porque aman su ciudad y su región y que van a regenerar la política con su “democracia orgánica”, sin duda patentada por ellos mismos.

            Espero que les den un despacho rápido y que los otros, los amigos de hace 24 horas, al menos les den fotocopias de los papeles. Cada empujón que se dan, nos lo están dando a los ovetenses, que algún día confiaron en ellos.