>

Blogs

Iván de Santiago González

Lecturas Voluntarias

TUTELA JUDICIAL DE LOS ESCRACHES

Tuve un profesor de creación literaria que siempre me decía lo mismo, frase corta, Iván, frase corta y contundente, que la gente entienda las cosas de un solo vistazo. Así que nada, a ello: la legalización de los escraches a políticos que ha realizado la justicia es una incitación a la violencia, limita los derechos de los afectados y nos puede dar muchos disgustos. ¡Hala, ahí  queda eso!.

Como ustedes saben, últimamente los políticos han sufrido eso que llaman “escraches”. Se trata de un grupo de gente, generalmente no pacífica, que se sitúan frente al domicilio de los políticos, y, con frases no amables, dichas en un tono poco amigable, recriminan actuaciones concretas o abstractas, exigen derechos o simplemente protestan. Suelen concluir con una intervención policial, o en ocasiones con el político en cuestión corriendo hacia su casa, en ocasiones acompañado de su aterrorizada familia.

Pues esta semana nos ha dicho el Tribunal Superior de Justicia de Madrid que eso no es delito. Vamos, que se puede hacer sin problema. No han visto Sus Señorías obstáculo alguno al hecho de que es una concentración sin autorización administrativa alguna (dicen que, con ser irregular, no es delictivo), que se amenaza y se insulta a quien lo padece (indican que no se pueden apreciar frases concretas, y quizá esperaban que uno grabase frente a la cámara gritando “hijo de puta” a rostro descubierto), y que son una expresión democrática de los ciudadanos (uno creía que violento y democrático en la misma frase no cabían, pero para los Señores Magistrados sí se pueden combinar, en una suerte de incoherencia que se me antoja difícilmente explicable).

Sinceramente, me parece una infamia. Y me es inane quién sufra estos atentados. Tan indignante me parece lo de la vicepresidenta del Gobierno como lo que padeció un cargo público de CIU que al grito de “Taxi” y “auxili”, corría por la Gran Vía de Les Corts, mientras unos concentrados frente a su casa le perseguían, y, en un acto de “expresión democrática”, gritaban contra su madre y le decían que le “iban a matar”. No tiene color alguno la infamia. No entiende de ideas políticas. Entiende de decencia.

Y si esto lo ampara la libertad democrática, a mí me enseñaron otra cosa. Me enseñaron que la libertad acababa donde empezaba el derecho del otro, y creo que el derecho a estar en su casa, con su familia, o a salir a dar un paseo o un centro comercial, asiste a cualquiera. Incluso al peor político del mundo. No le voten ustedes, pero no le amenacen, nadie lo merece.

Pero no está de moda condenar por esto. Queda mucho mejor sumarse a la línea general y hacer la vista gorda. La pena es que quienes lo han hecho son los que imparten justicia, y me temo que con estos precedentes, nos hagan perder la confianza. O quizá el Tribunal Supremo acabe unificando doctrina, pero mientras tanto a muchos políticos les queda mucho miedo por pasar.

Tan político es el Presidente del Congreso de los Diputados como un concejal de Amieva, y por tanto puede ser tan víctima uno como otro. ¿Se imaginan a un grupo de vecinos en un pueblo pequeño, en desacuerdo con la decisión de un concejal, a la puerta de su casa, increpándole?. Para los jueces eso es expresión democrática.

Todos los que hemos tenido un cargo público sabemos que, una vez al año publicamos nuestros bienes, y que dicha publicación es tan exhibida que hasta viene en los periódicos. Quiere esto decir, que yo, o  cualquier concejal de un ayuntamiento, indicaron a todo el mundo dónde está su vivienda habitual. Basta con mirar las hemerotecas para conocerlo. Ahora están sometidos a tener un grupo de radicales bajo su ventana. No pasa nada.

Quizá debieran pensar Sus Señorías que cada vez que dictan una sentencia dejan descontenta a una de las partes, que acaso podría buscarse un grupo de amigos para realizar un “escrache” bajo su ventana, como expresión de descontento y libertad democrática. Por pura coherencia con sus argumentos, debieran entonces plantearse publicar sus domicilios como hacen los políticos una vez al año. ¿O acaso los males en carne propia duelen más?

Temas

Sobre el autor

Abogado y escritor. Grafólogo. Presidente de la Sociedad Asturiana de Grafología. Profesor de la Escuela de Práctica Jurídica y del Máster en Abogacía de la Universidad de Oviedo. Autor de cinco novelas publicadas y ganador de varios premios de relato. Exconcejal del Ayuntamiento de Oviedo en el período 2007-2011.


febrero 2014
MTWTFSS
     12
3456789
10111213141516
17181920212223
2425262728