Todos sabemos que la Federación Asturiana de Empresarios acomete un proceso electoral en estas fechas. Se ha ido un gran Presidente, el mejor que pudo serlo durante muchos años, creando una patronal unida, consolidada, con presencia, y lejos de aquella mala imagen con que la recibió hace dos decenios. Cierto que no supo irse a tiempo, como pasa con muchos, y eso nos dejó una sombra entre sus luces, que fueron muchas.
Solamente sé que confío en que del proceso electoral salga una FADE más consolidada, porque la precisamos. Porque los trabajadores son importantes, pero los empresarios son los que seguirán creando empleo en este país, a cuenta de su riesgo, de su patrimonio, de sus desvelos, y de poder perderlo todo en el empeño. Pero mientras ellos sigan creyendo, nosotros, que somos un empresario más, a nuestro pequeño nivel, tenemos que seguir estando a la altura.
Se enfrentan dos candidatos perfectamente aptos para dirigir la asociación empresarial. Con prestigio, capacidad y trayectoria para hacerlo. Pero hay que escoger. Y elegir es equivocarse a veces, pero acertar casi siempre, porque uno apoya aquello en lo que cree, y por eso nunca se equivoca.
Nada malo puedo decir de Pedro Luis Fernández. Ni bueno ni malo, para ser sincero. Tuve algún contacto profesional con sus empresas hace unos quince años, pero, desde entonces, creo que su trayectoria profesional, sin duda brillante, se ha desarrollado muy lejos de esta región. A mí, que hace ya una veintena que trabajo en esta ciudad, es difícil no verme, porque mi trabajo, mis cargos públicos y mis colaboraciones en medios, me hacen difícilmente huidizo, pero puedo decir que no, que no he tenido ningún contacto con Pedro Luis hace más de un decenio, y eso es lo que no me gusta. El propio candidato, reconocía – aunque pretendía matizar – que pasa más de la mitad del año fuera de Asturias, en una entrevista este pasado domingo en EL COMERCIO. Pero nos decía que la Presidencia se delega. Me temo que no. Severino nunca lo hizo y de ahí vino el éxito de su mandato y de que ahora FADE sea lo que es. Lo único que puedo añadir a este respecto es que FADE no se merece un presidente ausente.
Con todo y con esto, mi apuesta se inclina por Bernardo Villazán. Su impresionante trayectoria empresarial, que no seré yo quien les cuente, pero que pueden consultar en internet sin obstáculo si tienen un buen rato para ello, me hace pensar que es el candidato ideal. Hace tres decenios que “hace empresa” en esta región y, al mismo tiempo, tiene un inmejorable perfil internacional, para una FADE 3.0, que es la que llegará los próximos años. La combinación de seguir apegado a tu tierra y saber, al mismo tiempo, mostrar en otros países cómo hacemos aquí las cosas, siempre me ha parecido un mérito empresarial que yo mismo he intentado cultivar, y en ello estamos.
Ha demostrado en este período electoral, que se encuentra cerca de los pequeños empresarios, esos que somos el 90 % del tejido industrial y profesional del país, aunque entre todos facturemos mucho menos que uno de los grandes. Ha querido estar cerca de ellos, y les ha prometido hacer una FADE en la que contaría con ellos. De momento, quienes le conocen en la distancia corta, dicen que no es hombre de faltar a promesas.
Y viene de la mano de FEMETAL, y ese aval, a mi juicio, es absolutamente definitivo. Esta región en la que nos han devastado todo aquello que nos diferenciaba, tiene ahora en el metal la última esperanza. El único asidero a un futuro que hemos visto peligrar tantas veces que nos quitamos el sombrero ante quienes aún siguen creyendo que la tierra lluviosa más allá de las montañas puede ser un lugar óptimo para seguir trabajando. Para mí es suficiente aval, aunque sin duda se precisarán otros para ganar las elecciones, pero veo que cada día son más los sectores que creen en la seriedad y profesionalidad de quien, desde Asturias, ha sabido hacer patria en ella, en Europa y en EEUU. De quien ha seguido formándose mientras trabajaba y ahora llega a FADE para dejar lo mejor de sí. Es otro perfil distinto al del anterior presidente, pero un perfil absolutamente adecuado a las exigencias del siglo XXI donde, si bien los mercados son globales, absolutos, mundiales, y dentro de nada interestelares, no dejamos de creer en el frutero del barrio, de comprar el periódico de la que salimos de casa, y de tomar un café al lado de nuestro centro de trabajo. Porque eso también es hacer empresa, en nuestra pequeña medida. Porque la suma de los pequeños hace mucho. Y me consta que Villazán, pese a que hace mucho que está entre los grandes, sigue creyendo en la suma de todos, y quiere traer ese espíritu al órgano directivo de la Patronal.
Por todo ello le considero idóneo. Yo ya he apostado. Acertaré o erraré, pero si FADE sale reforzada, acertaremos todos. ¡Que gane el mejor!