PURO CUENTO

            Venía yo hoy dispuesto a hablarles de literatura. Del encuentro de literatura infantil y juvenil que se desarrolla estos días en Trascorrales. Como siempre, el gremio de libreros, los que mantienen milagrosamente vivo LibrOviedo, hacen un nuevo esfuerzo y organizan un evento cultural para que nuestros pequeños comprendan que hay vida más allá de la Play Station. Y que antes de Harry Potter y las Monster High estaban Hansel y Gretel, el Principito o los relatos de Dickens, que tienen una magia que nunca nos dará la máquina. Siempre digo que la relación entre un libro y cada lector es diferente, y que se crea un vínculo único, en el que el lector trae a su vida los pasajes de la novela y los interpreta. Como autor, puedo jurarles que hay lectores que me han dicho cosas de mis novelas que yo ni siquiera pretendía.

            Bueno, pues dicho esto, que lo merecen, y merecen nuestra visita con los peques, y nuestra inversión (la compra de un libro nunca es un gasto, es una inversión de futuro), no me pude resistir a hablar de la Comisión de Los Palacios en Oviedo. Este giro inopinado de la vívida realidad, me obligaba a cambiar el título. O quizá no. Está perfecto.

            Lamento acertar en este asunto, pero hace un mes y medio publiqué en estas páginas un artículo titulado “Análisis politológico de la nada” en el que reflexionaba, en crudo, sobre la inutilidad plena de las comisiones de investigación. No se conoce ninguna que haya obtenido ningún resultado, nada real ni palpable. Y esta es una más.

            Se echan las manos a la cabeza algunos partidos porque Gabino de Lorenzo no va a comparecer. ¿Acaso esperaban que lo hiciera?. Hay 5.000 folios en el expediente, información más que sobrada de lo que se hizo y no se hizo. Le asiste el derecho a no acudir y lo considera una pérdida de tiempo, como yo, como tantos. Habrá otros muchos que tampoco irán, y quizá no porque tengan algo que callar, sino porque nadie quiere ir a un sitio a repetir lo que ya está en los expedientes. Así pasó en la del Niemeyer, así en la del Marea, así en la que se abrió para los ERE de Andalucía, y seguirá pasando …

            Pero seguimos empecinados en perder el tiempo. Poco se va a sacar de una comisión de investigación que no deja de ser una reunión de políticos, que carecen de armas coercitivas para imponer nada, que no pueden obligar a nadie a acudir, ni a declarar, ni a responder a sus preguntas, ni a nada, realmente. Las conclusiones que se sacan son meras impresiones de la Presidencia con el voto de la mayoría de los miembros, pero carecen de eficacia jurídica. Los juzgados tampoco las valoran, en caso de persecución ulterior de responsabilidades penales. La nada. El vacío.

            Así que esto es lo que hay. La pose de sentirse extrañado, las declaraciones rimbombantes, el reproche político o personal, es periódico de un día y nada más. Ahí se olvida y ahí se queda. Y la comisión sin armas, sin medios y por ello, con unas conclusiones cojas y ayunas de prueba para acreditar nada.

            Llega el momento de dedicarse más a solucionar problemas reales y menos reuniones. Eso es lo que pide la ciudadanía. Saneamientos, servicios sociales, cultura, viales decentes, o zonas verdes. Las páginas de las comisiones de investigación, se pasan tan rápido como las de promesas de futuro, asumiendo su inanidad.

            Pero esto es harina de otro costal. El martes le cuento la historia de los servicios sociales y los recaudatorios de nuestras administraciones. Ese día, y otros más, seguirá reunida una nueva comisión inútil, lamentablemente.