ESTAMOS DE MUDANZA…
Como todos ustedes saben, a poco que vivan en esta ciuidad y lean algo de prensa o escuchen algo de radio, el Hospital Central de Asturias está de mudanza, pues abrirá en apenas dos semanas.
Un decenio ha costado que los pacientes empiecen a ser atendidos en la nueva infraestructura, moderna, funcional y cara, sobre todo cara. No quiero ni pensar lo que ha costado, porque los sobrecostes son tantos, tan diversos, de primer plato, principal y postre, que si miramos la factura que nos pasan, osaríamos llamar al tabernero para protestar. El problema es el de siempre: otros pidieron el menú, se encargaron de ordenar buenos vinos, y al final de la fiesta, cuando les buscas, ya se han retirado oportunamente, y la cuenta nos la pasan a nosotros.
Bueno, dejemos de lamentarnos, porque los encargados del desaguisado original ya disfrutan de viandas en otros restaurantes, eso sí, también a costa nuestra, y centrémonos en lo que cuentan estos días los que tienen que pasar por el Hospital, obligados, bien porque han de sanar, bien porque les pagan un salario por ello.
Cuando pedías una cita médica, hace más de seis meses, te decían que te la daban en precario, porque no sabían dónde iban a estar, en qué centro, o en qué lugar en el futuro HUCA. Ahora ha llegado el momento, pero el pasado viernes, pediatría no sabía muy bien su ubicación, y cardiología especulaba con un ala u otra, con unos medios que no sabía si llegarían y, en fin, con un incierto futuro que ya es presente.
Así que armémonos de paciencia, más aún de la que usamos habitualmente para acudir a los servicios sanitarios públicos, si cabe. Somos ciudadanos, y eso, al contrario de lo que ocurría en la antigua Roma, cuna de esta civilización occidental, donde la ciudadanía costaba ganársela y te daba derechos y tronío, en la civilización heredera de aquella significa el derecho a esperar sin aspiraciones, a no protestar porque para nada sirve y, en fin, el riesgo de volverse a casa sin haber realizado una prueba o una consulta, que para algo estamos de mudanza.
Los profesionales que tienen destino en el HUCA, con alguno de los cuales compartí mesa y mantel la pasada semana, tienen pavor a lo que va a pasar. Están pasando consulta en el antiguo, o en el Ambulatorio central, viendo cómo cada día aparecen unos tipos y se llevan el instrumental, como si de un embargo se tratase. Alguno me decía que el otro día fue a pedir un fonendo a la farmacia, y se lo prestaron porque le conocen hace treinta años. Porque comprar un fonendo es una adquisición que precisa, al ser bien de inversión, informe preceptivo del técnico del SESPA de patrimonio, oferta pública, concurso y adjudicación. Así que solamente queda escuchar el pecho acercando la oreja, e intuir que todo va bien. Y en caso contrario, dar parte al seguro de la reclamación que llegará.
Así hacemos las cosas aquí. Llevamos diez años anunciando la construcción de un nuevo hospital, cinco enseñándolo a las visitas, y dos moviendo cosas. Pero llega el mes antes y todos a correr, la semana antes y todos a volar, y no quiero pensar cómo será el día inmediato anterior. Pero los que de verdad no quieren imaginarlo son los profesionales que nos atienden y nos curan.
Supongo que Urgencias será para no acercarse, y eso que tienen al frente a un profesional de quien me consta su precisión y saber hacer. Pero supongo que atender a alguien en peligro vital en dos centros distintos y quizá con un cuchillo de cocina, porque los bisturís hayan bajado en el anterior viaje, es una afrenta que nadie puede defender.
Y aún queda llevarse la Facultad de Medicina, que es parte del Hospital, que para eso se llama Universitario. Pero en eso ni pensemos. Los toros, uno a uno, que ya son bravos. Y con el que nos sale ahora nos va a costar lidiar …