PUESTOS A PERDER EL TIEMPO …
La buena noticia era que se había acabado la Comisión de los Palacios. Como en su día concluyó la del Marea, o tantas otras. Ahora los grupos prepararían sus conclusiones, a conciencia, pues me consta que lo hacen, pero con la desilusión de quien estudia sabiéndose suspenso. O conociendo que ni siquiera le van a corregir. Que lo que tenga que contar en sus resultados no va a interesar a nadie. Que su veredicto es inane para todos.
Pero poco dura la alegría en casa del pobre. Cuando lo mejor era que concluía, ahora algunos piden que se reabra. Para ver si, metiendo otra cuestión nueva, otra nueva deriva, un novedoso y absolutamente relevante dato, algún ciudadano les presta atención. No sé cuántos asturianos habrán consultado el Diario de Sesiones de la Cámara en el que se contienen las conclusiones del Marea, pero estoy seguro que me sobran dedos en una mano, si excluyo a sus propios autores. Con las de la Comisión de los Palacios acaecerá lo mismo.
Sin embargo, algunos se empeñan en seguir perdiendo el tiempo. En lugar de dedicar el futuro inmediato que los ciudadanos les pagamos a medio de sueldos y dietas a cuestiones productivas, que dejen huella de su paso por el Consistorio, prefieren intentar un rédito político –inexistente a todas luces – en la reapertura de un instrumento inútil y sin interés alguno.
Yo creía que nuestra madurez democrática daba lugar a que los profesionales de cada sector, y en especial los asesores de los partidos, ya conocieran que estas comisiones no tienen resultado alguno. Pero no, ayunos de otras ideas, carentes de otras políticas, quieren seguir perdiendo el tiempo que les pagamos en reunirse para tratar nuevamente lo que ya conocemos: que las cosas no se hicieron del mejor modo posible, que eran tiempos de bonanza donde todos nos creíamos ricos, y que, de ser ahora, ni palacio, ni Arquitecto estrella, ni entrega de suelo, ni concesión que valga. Lo he entendido yo, que he leído de soslayo la información sobre el particular (reconozco que es tremendamente aburrida para captar mi atención) y lo ha entendido usted, que maneja su economía familiar y también cometió algún otro dispendio del que, como todos, ahora se arrepiente, pero con el que hay que pechar, porque no cabe otra opción. Porque el matrimonio de verdad no lo tiene usted con su pareja, sino con su acreedor hipotecario. Son 30 o 40 años de fidelidad mensual de la que no va a librarnos ningún juez, por mucho que el banco nos engañe o se vaya con otro, que lo hace, y mucho.
Y la madurez democrática no parece llegar a esto. Y la cuota de responsabilidad interna tampoco. Preferimos pasar el tiempo debatiendo la nada que dedicarnos a solucionar problemas, que esta ciudad los tiene, y en abundancia. Preferimos movernos en el territorio donde nos defendemos bien, que es el del reproche por el pasado y la ausencia de propuesta alguna de futuro, que en complicado y abisal precipicio del trabajo ordenado, la responsabilidad y la atención a los ciudadanos.
Pues nada, es lo que nos toca padecer. Como con Coca Cola, a la que castigamos con la ausencia de adquisición como acto de rebeldía, en caso de reapertura, no nos queda sino el humilde castigo de la desatención perpetua. Que se lo guisen y que se lo coman ellos, que algunos platos no se tragan ni con buen vino.
Y el Real Oviedo fuera del play off. ¡Vaya primavera que nos toca!