FORO (R.I.P)
Nunca es agradable asistir a funerales, pero la vida es así, es dura y no perdona. A algunos les toca y otros nos quedamos, y algún día nos tocará a nosotros y otros quedarán. Es ley del tiempo. Lamentar la desaparición de alguien es humano.
Pero esta semana asistimos al segundo suicidio político de FORO. Es, la formación política, de aquellos pocos que han tenido dos oportunidades de quitarse la vida. Una fue cuando su líder convocó, una tarde inopinada, elecciones anticipadas creyendo que iban a venir a votarle todos los asturianos, incluso los que vivían en Corea del Norte. Se equivocó la paloma, se equivocaba, por ir al Norte fue al Sur, creyó que el trigo era agua, nos decía el maestro Alberti, aunque algunos está visto que no le escuchan.
Y esta semana hemos asistido al segundo acto de esta muerte lenta que FORO ha decidido administrarse. Francisco Álvarez Cascos, sin que nadie lo esperase, como hizo aquella tarde en que sus propios cargos públicos no sabían nada de que se iban a convocar elecciones, les dice a todos los que le siguieron ciegamente que se va. Que hasta aquí ha llegado. Que busquen a otro para encabezar las listas.
Algunos, muchos, casi todos en FORO, creen estar viviendo una pesadilla. Aquellos con los que hablas, que son amigos, porque hasta hace nada compartíamos partido político, aún no se lo creen. Lo dejaron todo por seguirle y ahora esto.
Porque FORO ha muerto. FORO es Cascos y Cascos es foro. No se entiende uno sin el otro. Fue un proyecto político que no se ruborizó siquiera naciendo con las siglas de su fundador (FAC), que vivió en torno a su Presidente y morirá con él. Los que creyeron, aún no quieren ni imaginar lo que han oído. Incluso algunos cargos públicos, ayer mismo, se resistían a afirmar con rotundidad lo que su líder les dijo, porque saben que significa su extinción.
Les queda algo de cuerda, en Gijón, con la Alcaldía y en algún otro Ayuntamiento, donde podrán tener una presencia aún testimonial. Pero agotada la opción de Moriyón, el resto es mirar alrededor y no encontrar nada. Nadie que pueda hacer sombra a quien nunca permitió que se le hiciera. Y un ejército bien entrenado que salía a la gresca a la sola orden de su comandante. Sin orden, sin quien dé la orden, faltará el concierto. Y sin concierto no habrá nada.
Es la crónica de una muerte anunciada, pero que llega en un mal momento para quienes creyeron lo que les contaron. Quienes ahora se enfrentan a un panorama electoral desolador, privados de su único argumento, la imagen de quien les abandona.
¿Acaso sabrían los candidatos a las primarias en Oviedo, que en estos días recogen avales, o en el resto de municipios de Asturias que su Presidente iba a dejarles en la estacada una fría tarde de febrero, o se enterarían, como sus propios cargos públicos en el momento de su dimisión como Presidente del Principado, esa misma tarde, con la llamada de un periodista o un amigo?
No lo sabremos. Pero poco importa ahora. Ya es tarde. Tarde para ellos.
Descanse en paz.