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Iván de Santiago González

Lecturas Voluntarias

VA A HABER CARTA …

VA A HABER CARTA …

 

            En cada lugar de esta bendita región hay un idioma particular que solamente los oriundos, o aquellos que llegan a la misma traídos por la vida, comprenden o acaban utilizando. En Luanco, Gozón, por ejemplo, llaman “rodo” al felpudo que se pone frente a las puertas, y a mí me costó entender dicha denominación bastantes años de presencia en los veraneos costeros.

            Allí mismo, fruto de ese particular idioma o de la superstición, cuando se ve una mariposa, se dice que “va a haber carta”, es decir, que va a venir el cartero con alguna noticia. Ahora los carteros son especie en extinción y las mariposas van por ese camino. Los mails están más en boga y lo que vuela son drones. Pero la historia sigue siendo bonita.

            Pues resulta que hace un par de semanas, estando yo disfrutando de esos primeros del sol primaveral, justo después de Semana Santa, se me acercó una mariposa, lo que llevó el inapelable “va a haber carta” luanquín por alguno de los que me acompañaba.

            Y la hubo, la ha habido. Me ha escrito amablemente la República francesa, con su símbolo de “liberté, egalité, fraternité”,  y seguro que sabían que me había rondado la mariposa gozoniega.

            Recordarán cómo les contaba, a principios de este mes, un pequeño viaje de Semana Santa en el que corrimos (literalmente) y recorrimos Burdeos y la costa de las Landas, agreste y salvaje, poblada de norteños como nosotros, que conocemos el mar bravío y no lo tememos.

            Pues la gendarmeríe francesa ha decidido mandarme una postal de recuerdo de mis días en el vecino país. Me informan, en un español perfecto, que el 1 de abril, mientras dirigía mi coche (que identifican perfectamente por matrícula, modelo, color y domicilio al que han de remitirme la postal) de URRUGNE  a ST. JEAN DE LUZ, atravesé un radar ¡a 72 km por hora, estando la velocidad limitada a 70!.

            Soy un criminal, un loco del volante, un auténtico delincuente que debería estar preso y no dirigiendo estas líneas, que a lo sumo deberían ser escritas desde el estricto confinamiento.

            Estos franceses son de una perfección exquisita. Resulta que me pasé 2 km/h y han hecho el esfuerzo de escribirme, desde tan lejos, para decirme que eso no se puede hacer. ¡Qué detallazo! ¡Qué amabilidad!.

            Hace unos años un amigo mío francés me decía que los españoles no dominábamos el arte de recibir. Que para cuando uno llega a tu casa tienes que estar, al menos, de traje y zapatos. Que eso del pantalón vaquero y las zapatillas es un cutrerío inapropiado. Ahora le reconvendré que ya veo que los franceses tampoco dominan el arte de recibir, porque recibir a los extranjeros con semejantes noticias quizá haga que tardemos en volver.       

            Durante muchos años nos quejamos en esta ciudad de la voracidad recaudatoria que provenía de la grúa municipal. Durante la crisis, que la Guardia Civil se escondía en setos de mala muerte para poner sus radares.

            Nada comparable a la eficacia gala, ya ven.

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Sobre el autor

Abogado y escritor. Grafólogo. Presidente de la Sociedad Asturiana de Grafología. Profesor de la Escuela de Práctica Jurídica y del Máster en Abogacía de la Universidad de Oviedo. Autor de cinco novelas publicadas y ganador de varios premios de relato. Exconcejal del Ayuntamiento de Oviedo en el período 2007-2011.


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