EL MALTRATO DE LA CONSEJERÍA A LA RELIGIÓN
Como saben, hay elecciones en apenas dos semanas. No sé qué va a ocurrir, pero depende de todos nosotros. Yo tengo mis preferencias, nunca las he ocultado, porque uno siempre tiene que estar orgulloso de lo que piensa, y ustedes también, elijan a quien elijan, porque lo bueno es que les elegimos nosotros, y cada cuatro años firmamos un contrato, que esperemos se cumpla.
Pase lo que pase, lo que sí espero es que la Consejería de Educación de esta comunidad cambie, de personas y de métodos. Ha sido, este mandato, una Consejería ineficaz, sectaria y que margina a todos los que no piensan igual. Una Consejería y una Consejera que se ha enfrentado al Ministerio de Educación, y que, por encima de todo, ha orillado a los escolares por imponer criterios políticos.
Ha sido una Consejera capaz de desagradar a todos, a los suyos y a los otros. Capaz de imponer, a golpe de decreto, la lengua asturiana y la cultura asturiana como únicas optativas para nuestros escolares. Y como no había profesores, una sola opción en los centros. Lo que ella quería. Lo que su malévola mente maquinó. Si educaba a los jóvenes o mejoraban su curriculum, nunca le importó.
Ahora, antes de irse como espero, como esperamos todos los que creemos que con la educación no se negocia ni se hace política, los profesores de religión le recuerdan los tres años de incumplimientos que lleva con ellos. Cómo se negó a pagarles como al resto de profesores, les negó sus complementos retributivos, y les arrinconó siempre que pudo. Incluso se negó a recibirles en múltiples ocasiones. Y eta semana tuvieron que hacer una concentración. Debe tener miedo a que se le pegue algo. La pena es que no se le pega.
La Consejera ve en la Religión un enemigo político, y por ello castiga a sus docentes. Olvida (grave) o desconoce (más grave aún) que son trabajadores como los demás, y que cobran una media de 1250 €. Y olvida que más del 70 % de los profesores son seglares. Pero no, el miedo y el desconocimiento es tan grande que se castiga, desde el poder sectarista, que no importa si las familias de los profesores de religión llegan o no a final de mes. Tendrán que pleitear para hacer valer sus derechos. Total, para lo que me queda, piensa la Consejera, egoísta e incompetente hasta el final.
Así que el final del mandato es muy triste. Un mandato de alguien que ha desgobernado nuestra educación durante cuatro años y que ojalá se vaya lejos. A hacer política a cuenta de otros. No a cuenta de mis hijos, que ya estudian Lengua Asturiana no porque yo haya querido, sino porque ella decidió por mí, y por ellos, al no tener otra oferta.
Se lo pedimos al cielo, que la lleve lejos. Algunos somos creyentes, y queremos religión. Y también formamos parte del sistema educativo. Aunque crea usted que nos manda el diablo. ¿O para usted tampoco existe el diablo?
Déjelo. Ni me conteste. La verdad, no me importa.
Ojalá nunca más tenga que hablar de usted. Será salud y sanidad psíquica para alumnos, centros, profesores y comunidad educativa.