DE LIBROS Y ELECCIONES
Andamos tan atareados prestando atención a las inminentes elecciones, tan absortos en programas y encuestas, en probabilidades, en entrevistas y promesas, en ambiciones y realidades, que casi se nos pasa prestar atención a lo básico. Casi se me olvida, a mí el primero, dedicar las merecidas y siempre escasas líneas que merece LibrOviedo cada año, que cada anualidad se ganan con denuedo.
Un año más, Trascorrales (que aún nos cuesta a todos, lo sé, pero vivimos tiempos de cambios y estrecheces) se ha convertido en el centro de la letra impresa por quince días. Es un lujo poder ver a quienes pasan por esta ciudad a contarnos cómo gestaron una novela, cómo pensaron personajes, como trazaron la trama, cómo el desenlace se lo contaron ellos, los protagonistas …
En ese espacio tan tradicional ovetense se unen la magia de la Historia con la narración cotidiana, la erótica entre páginas que arden y la frialdad del ensayo sociológico. La presentación de una novela con la música que la acompaña. Allí hay muichas cosas porque hay de todo, todo lo que abarca la literatura.
Ha acertado LibrOviedo este año con el espacio para los más pequeños. Donde hacen un taller de marcapáginas o hablan de los personajes del Quijote mientras los mayores podemos ver una presentación, un coloquio, podemos conocer la psique de quien nos ha dejado una historia que nos ha gustado. Podemos llevarles a que comprendan que el libro sigue siendo de lo poco que compendia pasado, presente y futuro, porque nadie puede con él. Da igual el formato, lo importante es leer. Desde las Novelas Ejemplares o los Hermanos Karamazov hasta Blue Jeans o Las 50 sombras de Grey. Desde el Diario de Greg que triunfa entre los peques hasta la poesía de Pedro Antonio de Alarcón. Desde un libro de viajes a un folleto de supermercado. Da igual. Siempre nos cuentan algo. Siempre aprendemos.
Porque, en estos tiempos de política activa, de cita electoral, de promesa de que todo va a cambiar (no tanto como creen, no tanto como quizá sea necesario, o quizá sí para que todo siga igual, como decía Lampedusa), la serenidad de poder leer a Maquiavelo contando cosas que oímos en la radio nos sitúa en el mundo sólido. Releer a Ortega hablando de una España invertebrada tan próxima a la que afrontará el 25 de mayo, es la prueba de que la moda es pasajera. Aislarnos con un relato de viajes por África de Vallejo Nágera sigue siendo el mejor medio de apagar la televisión y el ordenador y sumirnos en esa relación mágica que cada autor y escritor entablan y a ellos solamente pertenece.
Porque dicen que todo está caduco. Que todo ha pasado. Que lo que teníamos no vale para nada. Pero, estos días, en mi buzón, recibo cartas. Cartas en papel, como el de antes. Con letras impresas. Los partidos políticos me escriben para que lea sus propuestas electorales. Porque para conocer lo que otros piensan, leer sigue siendo el mejor medio.
Y dado que no tenemos el dinero necesario para irnos lejos cada vez que el cuerpo nos lo pide, no debemos olvidar que, para salir de viaje, no hay mejor nave que un libro.