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Iván de Santiago González

Lecturas Voluntarias

¿HABLAMOS?

¿HABLAMOS?

 

            Llego a estas páginas un día más tarde de lo habitual, aún convulsionado por los resultados electorales del domingo. Con las palabras de Rita Barberá en la boca constantemente, mientras mi mujer me riñe por decir tacos delante de menores.

            No, en serio. Hay una campaña publicitaria, de una entidad bancaria, con  el título que encabeza esta columna, en la que se nos ofrece diálogo amable por quien antes nos echaba al llegar a la puerta. El banco, que en su día nos dio todo con el aval de un discapacitado parado y una nómina de 600 euros, fue el mismo que nos lo quitó todo. El mismo Director que nos sonreía nos vendió las preferentes, se llevó nuestra casa y ahora nos invita a hablar. Parece puro fariseísmo, pero es bonito. Hablar siempre ha sido lo que nos distingue de los animales, así que invitar a la práctica del diálogo solamente puede ser bueno.

            Tras el domingo, tras lo que ocurrió, muchos hablan de nueva época, de cataclismo, de cambio de todo. Sinceramente, no es tanto, señores. El PP baja en todos los sitios (lógico porque había sacado en 2011 los mejores resultados electorales de un partido en la historia de la democracia), el PSOE sube algo (lógico, venía de la nada), FORO desaparece (a quien se suicida tantas veces alguna vez le llega la muerte) e irrumpen dos fuerzas nuevas (PODEMOS Y CIUDADANOS) que se reparten el pastel que queda pendiente.

            Esto lo podía haber escrito el pasado sábado antes de las elecciones o ayer mismo, y nada hubiera cambiado. Ya sabíamos todos el guión, así que lo que ha ocurrido no es sino lo que conocíamos, interpretado con el voto de los ciudadanos. Ahora queda el desenlace, entretenido en muchos sitios y tranquilo en otros, pero nada alejado de lo previsible.

            Pero eso sí, diálogo y mucho, es lo que nos espera. Paciencia y política con mayúsculas. Estrategias e intereses que hace 25 años que no se veían cerca, quizá ahora confluyan.

            Y todo cambiará, pero volverá a ser lo mismo. El mundo líquido aún no nos toca, porque nos sigue gustando la solidez de la Navidad, el fin de Semana o las rebajas. Porque la imprevisibilidad de todo nos desquiciaría, aunque quizá sea tarde para prever cosas. Pero si pasan, bienvenidas. De todo se aprende. Cuando acertamos y cuando no.

            Solamente pediremos que nos expliquen las cosas. Que aquello que se decida se comparta. Que los que han acabado con la vieja política, según dicen, sean capaces de no transformarse en aquello que eliminan, y ser ciudadanos que ocasionalmente ocupan un cargo político, como yo mismo he hecho, como tantos. Explicando las cosas. Hablando con la gente. Haciendo lo mismo que hacían cuando no mandaban, pero ahora por la parte de allá del sillón, ese que hace que uno crea que ya tiene patente de corso. ¿Qué poco pedimos a veces, verdad?.

            Si las cosas son así, algo habrá merecido la pena. Si hay diálogo, quizá los que quisieron cambiar las cosas lo logren. En caso contrario, cuatro años de sequía para volver a recuperar lo que se había hecho.

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Sobre el autor

Abogado y escritor. Grafólogo. Presidente de la Sociedad Asturiana de Grafología. Profesor de la Escuela de Práctica Jurídica y del Máster en Abogacía de la Universidad de Oviedo. Autor de cinco novelas publicadas y ganador de varios premios de relato. Exconcejal del Ayuntamiento de Oviedo en el período 2007-2011.


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