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Iván de Santiago González

Lecturas Voluntarias

EL PRIMER SAN MATEO POST PP

EL PRIMER SAN MATEO POST PP

 

            Uno, que atesora 42 San Mateos a sus espaldas, ha conocido todos los rincones de la noche mateína. Ahora conoce más sus días, acaso obligado por las obligaciones, o más bien, llevado por los placeres infantiles. Ahora uno pasa más en el tren del Campo San Francisco que con el mojito en la mano. Más en las camas elásticas que en la Plaza de la Catedral. Pero, como la vida, San Mateo da la oportunidad de conocerlo todo.

            Desde el terremoto electoral del pasado mayo, que marcó el cambio en muchas alcaldías de esta región y de este país, San Mateo ha sido objeto de muchos debates. Todo iba a cambiar. El modelo obsoleto de las fiestas patronales iba a ser derruido como la estatua de Lenin para traer un nuevo aire, fresco y moderno, que sacase a nuestra ciudad del marasmo festivo que la atenazaba durante los últimos veinticuatro años.

            He seguido con interés los debates en la SOF sobre la ubicación de los conciertos y la colocación de las barracas. También sobre la celebración de gastromateo y lo mucho que todo iba a cambiar. A esta ciudad no la iba a reconocer ni la madre que la parió, como dijo aquel.

            Y comenzó San Mateo. Y llegó el pregón. Y fue como siempre. Y comenzó  primer fin de semana festivo. Y todo es casi igual. Acaso algún matiz que compartiremos, pero si las fiestas estaban bien, siguen estándolo. Si la fiesta es moderna, sigue siéndolo. Si era obsoleta, será un año más vieja.

            No hay gastromateo porque resulta que los que pagan todo el año sus tributos son de derechas y por eso es mejor que no trabajen. O quizá es que se daña el mosaico, que tengo cada cosa … El Topu Fartón está en la plaza del Ayuntamiento, y debe ser porque ese es su sitio natural. Por eso el sábado, una niña de unos seis años le preguntaba a su padre, ¿Papá, esos ratones, otros años no estaban más abajo?. Nada, es la niña, que tiene mala fe.

            No hay foodtrucks, tan de moda, sino churros Esmeralda, como toda la vida, la señora que vende los barquillos en el Campo San Francisco, los mismos que cuando yo era niño y puestos ambulantes con chicles y gusanitos. Nada, la caspa de la derecha, que aún no ha sido posible erradicar. O la fiesta como le gusta a la gente, pero la gente tendrá que ir aprendiendo que ya no es “in”.

            Ahora, en algunos lugares, como la plaza del Paraguas, epicentro de esta histórica modificación revolucionaria que vuela sobre la ciudad sin que nos percatemos, hay alguna actividad. No la hay en otros lugares, como Daoiz y Velarde o la antigua facultad de filosofía. Cambian los sitios. Los que mandan escogen lugares. No me parece mal, están en su derecho. Pero no hay cambio, no hay revolución, no resulta que, de la noche a la mañana, San Mateo sea otra cosa distinta.

            Y tras rechazar el patrocinio de Cocacola para las fiestas (qué gesto para los despedidos), las neveras de “La Guinda” , el chiringuito del PSOE, siguen siendo de la marca. Si hacemos gestos, los respaldamos. En caso contrario son poses. Y las poses no gustan a nadie.

            Nos quedan ocho días de San Mateo. Seguro que ahora viene el cambio radical que aún no he visto. O tengo que salir más por la noche, o, como decía Juanjo Millás, en aquella magnífica novela: hay algo que no es como me dicen.

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Sobre el autor

Abogado y escritor. Grafólogo. Presidente de la Sociedad Asturiana de Grafología. Profesor de la Escuela de Práctica Jurídica y del Máster en Abogacía de la Universidad de Oviedo. Autor de cinco novelas publicadas y ganador de varios premios de relato. Exconcejal del Ayuntamiento de Oviedo en el período 2007-2011.


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