DE ORGASMOS, DESGOBIERNOS Y SEXO TÁNTRICO
Define el diccionario de la RAE el orgasmo como la “culminación del placer sexual”, mientras que el Mará Moliner nos indica que es el “momento de máxima excitación de los órganos sexuales donde se experimenta un gran placer”. Baste este breve repaso de biología, que ustedes sin duda ya conocían, para permitirnos una reflexión sobre las recientes palabras del Excmo. Sr. Alcalde de Oviedo que indicaba que gobernar la ciudad es “un orgasmo permanente porque cada día pasa algo”.
Hace tiempo que no paso por dentro por el Ayuntamiento, pero la verdad es que mucho deben haber cambiado las cosas por allí. Cuando yo formaba parte del equipo de Gobierno allí se trabajaba a destajo, pero no recuerdo haber sentido momentos de máxima excitación, o quizá es que se me haya olvidado.
El caso es que la manifestación tiene tela. Si somos benévolos y reconocemos al Sr. Alcalde una excelente forma, y reconociéndole una desconocida capacidad para rozar la multiorgasmia, no podemos olvidar que 67 primaveras le adornan y que los hombres padecemos el denominado “período refractario”, aquél en el que la excitación sexual deja paso a la inacción, acaso no mental, pero sí marcada por la imposibilidad física.
Si seguimos con la biología masculina y pensamos que un orgasmo masculino dura unos 10 segundos de media y que el período refractario aumenta a mayor número de relaciones, podemos conceder que el tiempo de trabajo efectivo en el gobierno de la ciudad – ese que conduce al orgasmo – roce los 50 minutos diarios.
Hay muchos ovetenses muy contentos con el nuevo alcalde (digo yo) pero hay otros muchos que no lo están (baste ver que le votó el 13 % de los electores) y no creo que a estos últimos declaraciones como la que examinamos les vayan a agradar, a mayor abundamiento de que muchos pensamos en el orgasmo como algo distinto a que “todos los días pase algo”. Eso se llaman circunstancias cotidianas, tiempo presente o actuaciones a acometer. El orgasmo, estimado Alcalde, creo que es otra cosa. Se lo digo desde la buena fe.
Y si algunos piensan que el gobierno de la ciudad que encabeza no está precisamente en labores muy correctas, no querrá que le tilden de promiscuo, aunque no le queda otro remedio si quiere convencernos de que la actividad es continua. Me temo que los ovetenses no se pueden conformar con un máximo de 50 minutos diarios. Son una amante exigente – utilizando sus símiles – y piden más. Y no toleran períodos refractarios, porque de eso no se decía nada en el programa.
Tras mucho pensar, llegué a la conclusión de que había algo que se me escapaba. No puede ser que se nos ofrezca tan escaso bagaje diario en casi un año de “relación” entre la ciudad y su máximo mandatario. Entonces recordé que un día, uno de esos en que el Alcalde decidió compartir con nosotros cosas que no nos importan nada, indicó que practicaba sexo tántrico. ¡Va a ser eso!. El conocido como “arte de los mil orgasmos!” es lo que hace que se pueda gobernar la ciudad desde la excitación permanente, supongo. Lo preocupante, a este respecto, es el tema de la contención. Esperemos que no sea tarde para darse cuenta de que los ciudadanos no aguardan.
El resumen es que preferimos no escuchar algunas cosas que no ayudan en nuestra confianza y nos obligan a escribir artículos como éste. Contratamos y pagamos seriedad. Lo que uno decida hacer en su alcoba, mejor que se lo quede, por favor.