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Iván de Santiago González

Lecturas Voluntarias

HACIENDO BARRIO

HACIENDO BARRIO

 

            Que uno es de donde pace es una verdad universal. Y este que les escribe dos veces por semana llegó al barrio de la Tenderina hace ya cuarenta años. Era el tiempo, que ahora algunos parecen añorar, sin que pueda entender porqué, en que los vecinos se pedían unos a otros cosas cuando “subían a Oviedo” o el que en la Avenida de Torrelavega se montó una manifestación para que el Alcalde (Antonio Masip, por más señas) bajase por el barrio y tapase los enormes baches, capaces de tragarse un niño.

            Pero uno pació en el barrio de los Dominicos. Quince años en sus aulas y vivir en el barrio me han hecho de aquí. Y estoy cómodo, lo juro. A dos pasos del centro puro, donde trabajo a diario, y del que salgo para seguir comprando al frutero de la calle, visitar a mi kioskero que todas las mañanas me entrega EL COMERCIO, o seguir tomando el café frente al colegio que me enseñó durante tres lustros.

            Ahora ha nacido una nueva asociación, tal como pudieron leer en este diario el pasado domingo, de vecinos amigos de El Campillín, y solamente cabe celebrarlo. Este barrio, como todos, necesita muchas cosas, muchas de ellas urgentes, pero sobre todo necesita hacer cosas donde no se han hecho en los últimos treinta años. Tener la cara lavada y maquillada no significa que lo que está debajo no deba cuidarse, y esto le pasa a Santo Domingo. A escasos cien metros lineales de la sede de la soberanía local, por sus calles pasan Alcaldes y Concejales todos los días, pero parece que no miran en derredor.

            El Campillín, lo quieran algunos o no – lo digo porque he escuchado defensas del mercadillo de los domingos que solamente pueden venir de la desinformación, la sinrazón, o simplemente querer reírse de los demás – necesita un tratamiento de choque, y eso es precisamente lo que pedía el presidente de la Asociación el pasado domingo en estas páginas. Llenar un parque en el centro urbano con actividad cultural, sacar de allí a las prostitutas, y que eso que llaman el “rastro” de los domingos pase a la Historia.

            Lo del mercado de los domingos merece un párrafo especial. Es una amalgama de objetos robados, pulgas, ropa de quinta mano, productos inservibles, tabaco de contrabando, e incluso drogas blandas. Todo el mundo sabe que puede comprarse colonias que salen de nuestros comercios de modo ilegal, o que la ropa que aún puede mirarse – es decir, con aspecto digno – no ha salido de una cadena de venta adecuada. Cuando se acaba, en torno a las 2 de la tarde, las toneladas de basura hieden desde la calle Magdalena.

            Me cuentan que el concejal de Seguridad Ciudadana ha hecho su trabajo y que algunas de las irregularidades con prostitutas y drogodependientes van mejorando. Quizá tengan que acercarle un poco más la basura al balcón consistorial para que el Sr. Alcalde tome cartas en eso que ocurre todos los domingos, que es indigno de una ciudad europea del siglo XXI. Me avergonzaría que un turista tuviese la mala suerte de pasarse por el Campillín un fin de semana, pero los propietarios de un hotel que está en el barrio, seguro que están más preocupados y avergonzados que yo.

            Sobre la senda del Parque de Invierno ya no sé que decirles. Se la dejaron hecha hace un año y nueve meses, con la cinta puesta y para cortarla. Luego nos dijeron que alguno se había quejado. Más tarde dijeron que los habían solucionado. De esto hace un año. Lo he contado en no menos de cinco ocasiones. Solamente me queda, como hacía José María García preguntando por el dinero de las quinielas, acabar cada día mi artículo preguntando por la senda del parque de invierno. Hasta que la abran. Que la hemos pagado todos, y merecemos disfrutarla, desde la Tenderina hasta la Plaza de Castilla. Prometido, de hoy en adelante, así será.

            Bienvenida la nueva asociación. Tiene aspecto de que va a trabajar honradamente y a lograr cosas interesantes. Y eso siempre es positivo. Quizá ya no seamos un Oviedo de barrios, con la gran extensión del centro, pero los barrios necesitan alguien que trabaje por ellos. Y El Campillín, con lo que hemos visto, acaso más aún.

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Sobre el autor

Abogado y escritor. Grafólogo. Presidente de la Sociedad Asturiana de Grafología. Profesor de la Escuela de Práctica Jurídica y del Máster en Abogacía de la Universidad de Oviedo. Autor de cinco novelas publicadas y ganador de varios premios de relato. Exconcejal del Ayuntamiento de Oviedo en el período 2007-2011.


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