MUY NOBLE, MUY LEAL, BENEMÉRITA Y …

         Me dicen algunos de ustedes en el blog que en ocasiones se me va la mano con el gobierno municipal, y que les critico demasiado. A fe mía que prometo, en cada columna, y con férrea voluntad, poder contarles algo bueno lo que hacen nuestros gobernantes. Lo he hecho en ocasiones, con grandes y significativos títulos y sin escatimar adjetivos. Pero son las menos, sinceramente, porque cada día enfrento la desazón de ver lo que acaece en este Consistorio y no me queda más remedio que poner los puntos sobre las íes.

            Ahora, la penúltima, es que desde SOMOS se pretende que se retire del escudo de la ciudad los títulos de “Invicta” y “Heroica”. A qué obedecen los títulos no se lo voy a explicar yo, pues hay otros con muchísima más formación en la materia que sin duda les podrán contar lo bueno y lo malo de dichas menciones. Lo que sí les voy a decir yo es que es una sandez, una más de las que vemos a menudo.

            Uno puede dedicarse a gobernar o andar colgando banderas del balcón del Ayuntamiento. Uno puede preocuparse porque los ciudadanos de Oviedo encuentren empleo o puede prometer cosas como que se van a reservar plazas en las oposiciones públicas municipales para los transexuales. Uno puede, definitivamente, intentar pasar a la Historia como alguien que ha hecho algo por su ciudad en sus cuatro años de mandato, o puede intentar modificar la historia y la histeria a su arbitrio para quitar la impronta de otros y poner la suya que es la única que vale.

            Con independencia de que no soy yo de los de reabrir heridas, que soy de una generación a la que la guerra le quedó tan lejos que jamás oyó hablar de rojos o nacionales más que en los libros escolares, también soy de aquellos que enseñaron a no pensar en rencor. A algunos esto no les gusta. Pero mi abuelo, que era de Mieres, fue reclutado a la fuerza por un bando, al que no quería más ni menos que el otro. Atravesó España y acabó en Cádiz, donde fue hecho preso. Ahí le ofrecieron el apetitoso menú de cambiar de bando o dar un paseíllo esa noche. Aquel bando no tenía nada mejor ni peor que el otro. Era una guerra, y todo en ella es basura. Se alistó en el otro y volvió a recorrer España, soñando con volver a Mieres.

            Veo que además de no tener historias tan bonitas o tan terribles como las de mi abuelo, los señores de SOMOS parecen basarse en las calles que propuso retirar la Comisión de Memoria Histórica nombrada en el Ayuntamiento en el año 2008. La conozco bien, pues yo era Concejal de Estadística y fui yo mismo quien nombró Samuel Sánchez o Fernando Alonso. Y por eso recuerdo perfectamente que en aquella comisión, nombrada por expertos independientes, que votó libremente lo que estimó, planteada la posibilidad de retirar los dos títulos que ahora propone SOMOS, se votó negativamente. Esta es su democracia. Si aquella vez, democráticamente, salió que no, ahora lo vuelvo a decir, y esta vez mi democracia dirá que sí. Mi democracia es la que me plazca, que para eso estoy en posesión de la verdad absoluta. Por eso “visto el muñeco” con las calles que en su día indicó la Comisión y meto los títulos – que la Comisión negó – porque a mí me da la gana. Igual no se da cuenta nadie. Lo siento señores, yo sí me di cuenta, porque estaba allí en su momento, y estoy aquí para contarlo. Es una desgracia para ustedes.

            Solamente quiero recordar, a estos efectos, las palabras que leí en su día a Javier Cercas, autor de uno de los grandes libros sobre el 23F, un momento capital de la democracia, acerca de la Memoria Histórica: “La memoria histórica es un absurdo y una contradicción en su propia definición. La memoria es individual y la historia colectiva. La memoria es subjetiva y la memoria objetiva.”.

            Poco más puedo añadir.

            Solamente una cosa más. Lo prometido a partir de hoy y hasta que haga falta: Señor Alcalde ¿Qué fue de la pista del Parque de Invierno?