Mi banco, el de toda la vida, en el que trabajaba un familiar cercano, y con el que tenía confianza, como cliente, insisto, de toda la vida, me dio una hipoteca hace diez años. Como mi familiar trabajaba en el banco, la directora era su compañera, todos éramos de casa, yo ni siquiera me leí la escritura que firmamos ante notario (ya saben, en casa del herrero …) y mi banco, el de siempre, me coló una cláusula suelo. Ahora estamos en los juzgados. Aquellos amores trajeron estos pleitos. Así que, como ya no nos queríamos, nos dejamos y nos fuimos con otros.
Yo cambié mi banco por otro. Uno asturiano, aunque ahora, como todo, no tenga tierra, ni madre, ni perrito que le ladre. Y lo convertí en mi nuevo banco de toda la vida. Llevábamos una relación fluida durante estos años de noviazgo. Quizá podríamos decir que nos empezábamos a querer. Pero el roce hace el cariño, aunque también la convivencia erosiona el amor eterno. Me hizo algunos desplantes, a modo de comisiones y cargos extraños, y yo se los perdoné y le fui fiel. La pasada semana me mandó una carta, diciéndome que si un cliente me pagaba en efectivo en mi cuenta, le tenían que cobrar dos euros. Llamé para preguntar si era cierto lo que traslucía esa carta. Y me dijeron que sí. Hemos acabado. Hay cosas que no se pueden tolerar. El amor eterno llega hasta el límite de la salud.
En Galicia, hace un decenio, había más de ciento cincuenta localidades que solamente tenían una oficina bancaria, la de CAIXA GALICIA. Era, para ellos, como fue para mí, su banco de toda la vida. Donde el Director era su amigo, su confidente, su guía … Pero llegó la codicia en forma de preferentes. Y el amor sin mesura se compró en billetes de 500 €. El amigo de toda la vida vendió productos tóxicos a jubilados, amas de casa, ahorradores básicos, y ahora tienen contratos ininteligibles que vencen en el año 2999. El otro día me contaron que hay muchas sucursales de NOVAGALICIA BANCO (que es como se llaman tras el proceso que les sacó de la ruina por absorción), que son auténticos búnkeres, con vallas exteriores y ventanas selladas, por temor a que los ciudadanos los tomen al asalto. No me extraña, la verdad. La tolerancia no es eterna, como el crédito, que un día se acabó para no volver.
Así que se rescató la banca, y lo veo bien, porque nuestro sistema financiero, en caso contrario se iba al garete, pero aún seguimos esperando que fluya el crédito y quienes lo tienen en su mano nos aprietan en las minucias. Sinceramente, se equivocan. Somos sus clientes, su gente, los de toda la vida. Y el amor que se va no vuelve. No puedes adorar de nuevo a aquella chica que te hizo tanto daño. Hay mucha oferta, pero ya sabemos a quien descartar seguro cuando vuelvan los bailes de fin de curso, que volverán , no lo duden.
Pero no me voy aún. Me dolería dejarles este sábado su mañana con un sabor de boca tan agrio. Ya saben que a mí no me va lo de la queja sin motivo, ni la mala sangre. Yo soy del espíritu positivo. A quien se lo merece, se le da sin duelo, pero, como decía un argentino ex director general de un club de fútbol, “no lloramos las ausencias, festejamos las presencias”.
Así que hablemos de bancos de otro tipo. De uno que es de los más grandes de España, que viste de rojo y patrocina la fórmula 1. Uno que no necesitó ayudas públicas, porque estaba saneado. Pues ese, que no nombro hasta que no me paguen por ello (ya saben, el blog está esperando ofertas de sponsorización), ha decidido volcarse con la universidad española. Esa que entre 2008 y 2012 va a padecer una reducción presupuestaria de 1.000 millones de euros, acuciados como nos vemos para poder comer.
El proyecto Universia engloba 15 millones de profesores y estudiantes de 24 países del mundo. Y este banco, el que lo lidera, ha decidido aportar al mismo 18 millones de euros en los próximos dos años. Necesitamos volver a la excelencia para sacar adelante el negocio que tenemos entre manos. Y hay unos señores, frente a otros que hemos contado en estas mismas líneas, que han decidido donar su dinero para la formación de nuestros futuros líderes.
¿Ven? Sigue habiendo esperanza. Cualquier tiempo pasado solamente fue anterior.