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Iván de Santiago González

Lecturas Voluntarias

UN HOMBRE CON UN MALETÍN

UN HOMBRE CON UN MALETÍN

 

 

         Dice ese magnífico referente de varias generaciones, para lo bueno y para lo malo, llamado D. Vito Corleone, en una de las entregas de la saga de El Padrino, cuando dialoga acerca de tomar medidas extremas contra otra “famiglia” que no se manden matones, que los abogados adopten las decisiones pertinentes, porque “tiene más peligro un abogado con un maletín que cien hombresa armados con metralletas”.

 

         Esa reflexión, tan cierta para los que creemos en la justicia, se revela esta semana especialmente vívida, con lo acontecido con Tenneco. Hay que reconocer a los trabajadores que han luchado como pocos, que han sido prudentes en sus manifestaciones en la calle, que no se han abonado a la violencia callejera barata y estéril, sino que han mostrado sus reivindicaciones al público, pero no han dejado de creer que tenían razón, y por ello se han ido al lugar donde se imparte justicia: el tribunal.

 

         Decía un viejo abogado ovetense que fue maestro de muchos, que la  justicia no se buscaba en los juzgados, sino en la taberna, en la iglesia o en la casa, cada uno donde quisiera, pero que los juzgados aplicaban la ley, que no siempre es justa. Pero ley y justicia suelen seguir sendas cercanas, que casi siempre se encuentran en algún punto, y en el caso de Tenneco lo han hecho. El juzgado ha anulado su ERE, obliga a readmitir a los trabajadores, a pagar sus salarios de tramitación y a – en su caso-  iniciarlo de nuevo.

 

         El argumento es sencillo: no todo vale. La negociación colectiva no es imponer sin escuchar. El período de consultas del expediente de regulación de empleo no es el período de monólogos. No se puede exponer una opción como la única posible. Hay que negociar con los representantes de los trabajadores las diferentes opciones ante una crisis empresarial. Si la empresa únicamente se sienta para hacer el paripé y pretende imponer y no escuchar, eso no lo ampara la justicia.

 

         Así que David ha vuelto a ganar a Goliat. La victoria puede ser pírrica (de Pirro, ya saben), porque la empresa ya ha anunciado recurso y quizá para cuando llegue la sentencia definitiva sea tarde para todo, pero ya es la segunda ocasión en que los trabajadores de Tenneco reciben el respaldo de la justicia. La primera fue en el momento en que se prohibió a la empresa retirar la maquinaria en tanto se decidía sobre el ERE. De haberlo tolerado entonces, ahora hubiera sido inane cualquier pronunciamiento.

 

         Pero la justicia ha aplicado la ley y, al mismo tiempo, ha sido justa. Le ha dado un pescozón a la gran empresa y le ha recordado que las decisiones empresariales quedan bajo la salvaguarda de los tribunales ordinarios. Los trabajadores, en la calle y en el foro. Creando ese “frente de resistencia”, pero luchando con abogados, cuyos fusiles son las leyes.

 

         Merecen nuestro respeto, porque su esfuerzo es el de todos. El de una región que no va a dejar que todo se acabe sin más. Donde algunos se levantan por las mañanas y siguen creyendo. Ese es el espíritu que puede sacarnos de todo.

 

         Y otros, como los de la sonrisa eterna, los de Papá Noel, los que no tienen para pagar salarios pero sí para grandes campañas de publicidad, esos, que vayan tomando nota …

 

         Quizá han topado con la pequeña aldea de Astérix y Obélix. Somos pocos. Pintamos poco. Pero no nos rendimos. En la calle donde quizá solamente se deje prueba del descontento, y en el foro, donde verdaderamente se ganan las batallas del siglo XXI

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Sobre el autor

Abogado y escritor. Grafólogo. Presidente de la Sociedad Asturiana de Grafología. Profesor de la Escuela de Práctica Jurídica y del Máster en Abogacía de la Universidad de Oviedo. Autor de cinco novelas publicadas y ganador de varios premios de relato. Exconcejal del Ayuntamiento de Oviedo en el período 2007-2011.


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