Escucho y leo, entre el estupor, la indignación, y un enorme sabor a óxido férrico en la boca, a unos tipos que se hacen llamar “Estudiantes Progresistas”. Estos individuos, buscando su minuto de gloria, salen a la palestra y amenazan con demandar a la Universidad de Oviedo.

            Y se preguntarán ustedes porqué van a demandar éstos a la institución con cuatro siglos de existencia y que ha educado a muchos de los que tienen este periódico en sus manos. Pues porque dicen que es una vergüenza que, para adaptarse al Espacio Superior Educativo Europeo, y conforme al Plan Bolonia, la Universidad vaya a expulsar a un buen grupo de alumnos que no aprueban los créditos mínimos para seguir en ella.           

“Exigen”, tomen nota ustedes, una moratoria inmediata de la decisión de la Universidad de Oviedo y que se abra un “proceso de diálogo”. Y arguyen que expulsar a esos alumnos es causa del malévolo Plan Bolonia que, en sus propias palabras, “potencia la competitividad entre el alumnado”.

Bueno, vamos a ver. No sé quiénes son estos tipos, pero seguro que estaban mejor en la cafetería de la facultad, que es donde supongo pasan la mayor parte del tiempo, que diciendo esta sarta de tonterías que han repetido a la prensa y la radio sin rubor. Resulta que no se puede expulsar a los alumnos que no dan palo al agua. No, claro que no. Hay que llevarles un premio a casa, pagarles un viaje a las Islas y, cuando se cansen de jugar al mus, darles un trabajo de 9 a 2, bien pagado y que no haya que ir mucho por allí, que ir muchas veces al mismo sitio les aburre. Como aquella chica viajera que contaba el maestro Alvite que se compraba todas las semanas unos zapatos porque no le gustaba tener los pies en el mismo sitio.

Resulta que el requisito es que, tras haber estado cuatro o cinco años en la Universidad, hay que tener aprobado curso y medio. ¡Tremendo esfuerzo!. Estos de derechas, que son unos tiranos. Viva la progresía. “Exigimos una moratoria”. Dennos al menos otros cuatro años para aprobar derecho romano o microeconomía, o Religión de Magisterio, que andamos “eslomaos”. Es un sinvivir. Y además, abran un “proceso de diálogo” inmediato, pero duradero, que total, tenemos mucho tiempo para estar aquí ganando la sopa boba, con el dinero en edificios, conserjes, materiales, luz, agua, profesorado, que se pagan con los impuestos de todos. ¡No nos apuren, leches!. Vamos a ver lo de la moratoria y el diálogo. ¡Cuarenta en bastos! ¡Ah, no, que eso es a lo que nos dedicamos todo el día, cuando no estamos en el Sindicato haciendo estúpidas notas de prensa!.

Me niego a albergar la vagancia con mis impuestos, y a que se premie al vago, al incapaz que no quiere aprender o al indolente. Resulta que el Plan Bolonia fomenta la “competitividad” entre los alumnos y por eso es el lobo feroz. Pero, muchachos, ¿cuándo salgáis de ahí, si algún día lo hacéis, a qué mundo creéis que llegáis? ¿Conseguir un trabajo con tus estudios no requiere conocer la competencia, y ganarla? ¿Sabéis que un compañero no es aquél que te asiste a oros cuando arrastras con triunfo?.

Nada, que me da mucha pena. Que si estas son las generaciones que vienen, es para echarse las manos a la cabeza. Que si estos son sus representantes, mete miedo la cosa. Que si estos son estudiantes, agradezco enormemente haber pasado al gremio de los profesores ya hace unos años. Y que si son progresistas, me declaro conservador ferviente. Cuanto más lejos de estos, mejor.